Evolución semántica. Algunas palabras son usadas en un sentido que todavía no ha sido recogido por la Academia. Por ejemplo, despepitar y destronchar se usan a menudo y metafóricamente en el sentido de‘reír mucho’, sin embargo no aparece esta acepción en ninguno de estos verbos en el DRAE.
Hay palabras que tienen un único significado, pero la mayoría de ellas cuentan con varios, como bellota: ‘fruto de la encina, del roble y de otros árboles’, ‘glande’, ‘capullo sin abrir del clavel’, ‘adorno de pasamanería’, ‘extremidad de las capas y hojas córneas del toro joven’, en Colombia ‘chayote’, en Honduras ‘piña’ y ‘espata del plátano’, y en Costa Rica, en plural, ‘ojos de una persona’.
Con el tiempo, hay palabras que han perdido algún significado. Dos ejemplos: arco ya no tiene el significado metafórico que, en plural, recogía todavía la Academia en 1726: «Llaman los Poétas las cejas de las Damas, porque siendo arqueadas agrácian y hermoséan la frente»; y ajuanetada, actualmente voz sinónima de juanetada, pero que también en 1726 la Academia recogía en la expresión cara ajuanetada, con la siguiente explicación: «Metaphoricamente se llama la cara en quien sobresalen mucho los huessos de las mexillas».
Las palabras españolas han evolucionado en su significado. No todas siguen teniendo las mismas acepciones que tenían cuando empezaron a formar parte de nuestro idioma. Ejemplos:
Abejorrear y abejorreo. Del originario significado relacionado con el zumbido de las abejas y otros insectos, derivaron los relacionados con los rumores confusos producidos por las personas. Lo mismo sucedió con abejorro, que del nombre del insecto derivó el de ‘persona de conversación pesada y molesta’.
Abemolar es un término musical que significaba al principio, y todavía hoy, ‘poner bemoles’, pero de ahí derivó ‘suavizar, dulcificar la voz’.
Acuchillado. Este participio del verbo acuchillar tiene otros tres significados: uno como sustantivo que tiene que ver con el raspado de los suelos de madera, otro como adjetivo que se refiere a los vestidos o calzados antiguos con aberturas semejantes a cuchilladas, y otro, también como adjetivo, el primero en el DRAE y tal vez mucho más curioso: ‘Dicho de una persona: Que, a fuerza de trabajos y escarmientos, ha adquirido el hábito de conducirse con prudencia en los acontecimientos de la vida’.
Adelgazar es un verbo utilizado comúnmente con los significados relacionados con el grosor de un cuerpo o la debilidad en las fuerzas o en los ánimos; sin embargo, tiene otra acepción no tan usada pero muy curiosa: ‘Disminuir el volumen de la voz, bajar su timbre, o, por el contrario, hacerlo más agudo’.
Aducir (lat. ADDUCĔRE ‘conducir’). En la Edad Media era sinónima de traer o llevar, pero al principio del s. XV ya estaba anticuada y, desde entonces, solo se ha usado como término culto con el valor de ‘alegar, citar’.
Afilar es un verbo usado generalmente con el significado de ‘aguzar’, ‘sacar filo’. Pero también tiene esta otra acepción, menos utilizada pero igualmente válida y más curiosa: ‘Afinar la voz’.
Afilosofadoes un adjetivo que ha tomado un significado peyorativo: ‘Que afecta ademanes, lenguaje y modo de vivir de sabio o filósofo’.
Agachar del verbo agachar han derivado dos sustantivos que dan nombre a sendas aves: agachadiza y agachona.
Ahilado es un adjetivo derivado de ahilar cuyos significados muy poco tienen que ver con su étimo (FILUM ‘hilo’): ‘Dicho del viento: suave y continuo’, ‘dicho de la voz: delgada y tenue’.
Alcalde (árabe qadi ‘juez’). Aparece a fines del s. XI y no se hace frecuente hasta el XII con el mismo significado que en árabe. Desde entonces convivió alcalde con la vieja palabra latina juez, y se distribuyeron las dos denominaciones entre los varios tipos de funcionarios judiciales. Pero en la Edad Media alcalde no era normalmente más que un juez de carácter especial. Más tarde se le acumularon las funciones municipales, que acabaron por predominar, pero todavía en el s. XVII (Alcalde de Zalamea) este funcionario conservaba algo de su carácter primitivo. El cambio a su significado actual fue paulatino.
Alcanzar (lat. *INCALCIARE ‘pisar los talones, perseguir de cerca’, con influjo del artículo árabe al-). Primero significó ‘perseguir de cerca’ (acepción anticuada en el actual diccionario académico). El cambio semántico a ‘llegar a juntarse con el que va delante’ es fácilmente comprensible.
Alcoba (tomado del árabe, que lo tomó a su vez del pelvi gumbad ‘cúpula’). En la Edad Media todavía significa ‘cúpula’ en castellano, pero la acepción moderna (‘dormitorio’), documentada en nuestro idioma desde principios del s. XVI, ya se hallaba en el árabe dos siglos antes.
Animadversión (lat. ANIMADVERSĬO, -ŌNIS), cultismo del s. XVII con el mismo significado que en latín: ‘crítica, amonestación severa’. Pero, a principios del s. XIX, por influjo de aversión, tomó la acepción actual de ‘ojeriza’.
Apellido(de apellidar) se usó en el sentido de ‘nombre de pila’ antes de pasar a designar únicamente ‘nombre de familia’.
Ardorada, derivada de ardor, sirve en Cuenca para referirse a la ‘oleada de rubor que pone encendido el rostro’. Del mismo modo que arrebatado, adjetivo derivado del verbo arrebatar, sirve para referirse a un ‘color de rostro muy encendido’.
Arroyo es voz de origen hispánico prerromano, que el latín adaptó como ARRUGĬA ‘galería de mina’ y ‘arroyo’. En el castellano primitivo el sentido originario era ‘canal artificial para el paso de agua’ y, solo secundariamente, ‘arroyo’.
Arrefuldado, participio del anticuado verbo arrufaldarse ‘envalentonarse’, se mantiene en vigor con los significados de ‘arremangado’ y, más concretamente, referido a un sombrero: ‘levantado de ala’.
Arte (lat, ARS, ARTIS) es un vocablo usado muy comúnmente en la Edad Media en el sentido de ‘engaño, fraude’, especialmente en la locución sin arte ‘sin engaño, honestamente’. En el sentido actual no se empezó a usar hasta finales del s. XVIII y por imitación del francés.
Aseladero o aselador ‘sitio en que se aselan las gallinas’ vienen de sel, voz de origen prerromano que en Asturias, Cantabria y Vizcaya se utiliza para referirse a la ‘pradería donde sestea el ganado vacuno’; de ahí el verbo aselar: ‘dicho de las gallinas o de otros animales: acomodarse para dormir, normalmente en un lugar alto’.
Asno cargado de letras es una locución coloquial que se refiere al ‘erudito de cortos alcances’.
Derivado de trompeta, el adjetivo atrompetado sirve para referirse tanto a una ‘escopeta con boca en forma de bocina’ como a una ‘nariz gorda y torcida’.
Azar (árabe hispánico *azzahr, y este del árabe clásico zahr ‘dado’) ha ido acumulando y variando de significados en español desde la Edad Media: ‘cara desfavorable del dado’ (hacia 1250) > ‘lance desfavorable en el juego de los dados’ (1283) > ‘mala suerte, desgracia, riesgo’ (Siglo de Oro) > ‘casualidad, caso fortuito’ (s. XVIII).
Balde (de) y balde (en)(del árabe bāṭil ‘vano, inútil, sin valor’) significaban ambas locuciones en la Edad Media lo mismo: ‘en vano’ o ‘sin causa’. Todavía en el s. XVI se halla de balde con esta acepción y hoy se conserva en la Argentina y otras partes de América. La distinción moderna ‘gratuitamente, sin coste alguno’ para de balde quedó fijada en la lengua literaria desde el s. XIII.
Barajar(de origen incierto) ha ido evolucionando semánticamente desde ‘reñir, pelearse’ (Edad Media) > ‘revolver, confundir, mezclar’ (principio s. XVI) > ‘mezclar los naipes’ (1535). La primera acepción sigue presente en el habla rural y en la frase proverbial cuando uno no quiere dos no barajan.
Bulto(lat. VULTUS ‘rostro’) tenía en la Edad Media el mismo significado que en latín: ‘rostro’, pero en la primera mitad del s. XV empezó a aplicarse a las imágenes que representaban la cabeza de los santos, luego (todavía en el s. XV) pasó a designar a las estatuas que figuraban de relieve el cuerpo de una persona, especialmente en las sepulturas (llamadas estatuas de bulto), por oposición a las que solo reproducían su contorno en una losa plana; de aquí (al interpretarse popularmente bulto como ‘masa voluminosa’) pasó a designar la masa del cuerpo de una persona (Nebrija) y, finalmente, de cualquier objeto voluminoso (1560).
Busto(lat. BUSTUM ‘crematorio de cadáveres’, de COMBUSTUM ‘quemado’) significa en la actualidad ‘escultura o pintura de la cabeza y parte superior del tórax’, ‘parte superior del cuerpo humano’ y ‘pecho de la mujer’. Sin embargo, en 1726 la Academia definía busto como: «El cadáver, ò cuerpo muerto sin cabéza (…) es de raro uso». ¿Cómo ha podido cambiar tanto el significado de esta palabra? No he encontrado una explicación razonable, pero todo apunta a la influencia del italiano, donde se conocen las acepciones intermedias de esta voz: ‘cadáver’ y ‘cuerpo de hombre vivo’.
Cacumen(lat. CACŪMEN ‘cumbre’) significó desde 1438 hasta fines del s. XVIII ‘altura’, de acuerdo con su raíz latina. Pero, a partir de entonces, por confusión con acumen, pasó a emplearse en el sentido de ‘agudeza, perspicacia’; y así sigue en la actualidad.
Calavera(lat. CALVARĬA ‘cráneo’) siempre ha significado en nuestro idioma ‘conjunto de huesos de la cabeza mientras permanecen unidos, pero despojados de la carne y de la piel’. Pero, en el castellano arcaicosignificaba también ‘esqueleto’, debido a la confusión que había entre calavera y cadáver, que propició la aparición de la segunda a de calavera e incluso provocó la creación de nuevas voces: cadavera, calabrina, calaverna, calvaria. Hoy en día aun hay gente que confunde calavera y esqueleto. En cuanto a los significados ‘hombre de poco juicio’ y ‘hombre dado al libertinaje’ de calavera, aparecen por primera vez en textos de la segunda mitad del s. XVIII, aunque es muy probable que su uso en el lenguaje hablado sea mucho más antiguo. No se conoce con seguridad el origen de estas acepciones, pero Corominas sospecha de una coincidencia: «es notable que la palabra que en árabe significa ‘cráneo’ tenga también el significado de ‘perdulario’, ‘hombre de mala vida’, por una de esas metáforas que en nada chocan en las lenguas orientales, pero mucho en las de Occidente. El árabe qihf, que significaba ‘cráneo’ en árabe clásico y sencillamente ‘cabeza’ en el de España (…) tiene en árabe vulgar de todas las épocas, por lo menos en su plural qahuf, el sentido de ‘hombre vil’ (…) Los severos alfaquíes compararían el meneo y parloteo de los perdularios con un entrechoque de huesos y calaveras en una fantástica danza de la muerte».
Cálculo (lat. CALCŬLUS ‘guijarro’, ‘piedra empleada para enseñar a los niños a contar’, ‘tanto, ficha’, ‘cuenta, cálculo’) tuvo la siguiente evolución semántica en español: ‘piedrecilla’ (1591) + ‘concreción que se forma en la vejiga y la bilis’ (s. XV) + ‘cómputo, cuenta’ (s. XVII) + ‘conjetura’ (s. XX).
Calzas(del latín vulgar *CALCĔA ‘media’ y este del latín clásico CALCĔUS ‘zapato’) era una prenda desconocida en la antigüedad por los romanos, así como las medias. Aprendieron muy tardíamente el uso de estas últimas de los germanos y las llamaron con un derivado (documentado solo desde el año 800 aproximadamente) del nombre que entre ellos designaban el calzado. «Con la evolución de la moda –explica Corominas–, las medias en los siglos medievales se fueron llevando cada vez más largas hasta convertirse en una prenda de vestir que cubría desde los pies hasta la cintura, pero se les siguió aplicando el nombre antiguo; y cuando en el s. XVI se dividió esta prenda en dos partes, la que cubría el abdomen y parte de los muslos siguió llevando el nombre de calzas o el aumentativo calzones, y el resto tomó el de calcetas o medias calzas, y abreviadamente medias (…) Calzas en el sentido de ‘medias’ abunda en textos medievales (…) En la Edad Media, por lo demás, el uso de medias estaba restringido a los nobles, mientras que el villano iba con sayo solo, largo hasta la rodilla, de lo cual quedan aún reminiscencias en el s. XVII (…) y nos explica el que calzas, a diferencia de coz (latín CALCEM) haya conservado el grupo al, de acuerdo con la pronunciación de las clases altas».
Cáncer(lat. CANCER ‘cangrejo’) significaba ‘signo del zodíaco’ (1256) y también, hacia 1490, ‘carcinoma’. Esta segunda acepción ya estaba en latín, que la tomó del griego χαρχίνος que, además de ‘cangrejo’, significaba ‘tenaza, instrumento de tortura’ y luego ‘cáncer’.
Capa (lat. CAPPA) era al principio una especie de tocado (capucha) de cabeza. De ahí pasó a designar a la capa provista de capucha y luego a cualquier capa.
Carambola(de origen incierto) significó primitivamente ‘enredo, trampa’, pero en la comedia La Ilustre Fregonade Lope de Vega ya tiene el significado de ‘lance de ciertos juegos’.
Cariño(etimología discutida; quizá del latín CARĒRE ‘carecer’, de donde derivó el aragonés cariñar ‘sentir nostalgia’ y cariño ‘nostalgia’) significó antiguamente ‘nostalgia’ (todavía en el actual diccionario académico). Posteriormente evolucionó hacia el significado actual: ‘amor o buen afecto que se siente hacia alguien o algo’.
Caspa (de origen incierto, quizá prerromano), antes de especializarse en el sentido actual, debió significar antiguamente en nuestro idioma lo mismo que su derivado caspicias: ‘restos, sobras de ningún valor’.
Castigar(lat. CASTIGĀRE ‘amonestar, enmendar’), antes de significar ‘punir, imponer una sanción’, designaba lo mismo que en latín: una simple ‘amonestación’ o ‘corrección’. La evolución semántica de este verbo en nuestro idioma ha dejado visibles huellas en el diccionario académico actual, donde figuran todavía las acepciones ‘corregir o enmendar una obra o un escrito’ y ‘escarmentar (corregir con rigor a quien ha errado)’.
Catar (lat. CAPTĀRE ‘coger’, ‘buscar’) ya era empleado frecuentemente en latín en el sentido de ‘tratar de ver’, de cuya idea vienen las acepciones más usuales de la Edad Media: ‘mirar, ver’, ‘observar, atender, examinar’, y de estas se pasó (1539) a la acepción más corriente aun hoy: ‘probar, gustar’.
Cena (lat. CENA) era el nombre que se le daba en el castellano primitivo a la «comida de la tarde», tal como la definía Nebrija, antes de pasar a designar la última comida de la jornada. Así lo explicaba el Diccionario de Autoridades (1729): «Cena: Llamóse assi en la antigüedad la comida principal que se hacia (…); pero oy se ha quedado esta, que es al mediodia, con el nombre de comida, y llamamos cena à la nocturna».
Cifra (del latín vulgar CIFRA, y este del árabe ṣifr‘vacío’) se aplicó primero en castellano al cero, pero en seguida pasó a significar ‘número’, ‘guarismo’.
Claudicar(lat. CLAUDICĀRE ‘cojear’) significaba al principio, de acuerdo con su étimo latino, ‘cojear’. En 1729 la Academia explicaba que este significado ya era anticuado: «Claudicar: Lo mismo que Coxear. Es voz puramente Latina (…) En este significado tiene poco uso (…) Por translación vale falsear, proceder y obrar no recta y legítimamente, sino con dobléz y malicioso engáño». Posteriormente este verbo adquirió el significado actual: ‘Acabar por ceder a una presión o una tentación’.
Cliente(lat. CLIENS, -ENTIS ‘protegido’, persona defendida por un patrón’), antes del actual y más frecuente significado (‘persona que utiliza con asiduidad los servicios de un profesional o empresa’) tenía otro (aun en el diccionario académico) más acorde con su étimo latino, tal como explicaba el Diccionario de Autoridades (1729): «Cliente: El que está encomendado, y debaxo de la confianza, tutéla y patrocinio de otro à quien reconoce alguna superioridad (…) Clientela: Seguridad, protección, ampáro, y favór con que los Principes y Señóres patrocinan à sus súbditos ò allegados, que se valen e su tutéla».
Club (del inglés club) se introdujo en español a comienzos del s. XIX como denominación de una sociedad política, comúnmente clandestina, y así lo admitió la Academia en su diccionario en 1884. Pocos años después se amplió su significado a sociedades con otras actividades.
Coger (lat. COLLIGĔRE ‘recoger’, ‘allegar’), además de ‘asir, agarrar’, antiguamente fue corriente en el sentido sexual de ‘realizar el coito’, un significado que se extinguió en España, pero después de que pasara a América, donde no solo sobrevivió, sino que alcanzó tal grado de popularidad que provocó la decadencia de la acepción original, para la cual se usan los verbos agarrar o tomar.
Crema(del francés crème ‘nata’) tenía al principio en español el sentido de ‘nata’, tal como informaba la Academia en 1729: «Crema: La nata. Es voz usada por los Españóles en los Países baxos; pero no tiene uso en España». Este mismo significado sigue teniendo hoy en algunos países americanos, como Argentina y Cuba, mientras que en España arraigó posteriormente y hasta la actualidad el sentido de ‘natillas, dulce cremoso de leche, huevos y azúcar’.
Cuesta(lat. COSTA ‘costilla’, ‘costado’) tiene la siguiente evolución semántica en español: ‘costado o ladera de una montaña’ (972) > ‘terreno en pendiente’ (Cid) > ‘espalda’ (Berceo). Hoy cuesta se usa sobre todo en la acepción ‘pendiente’; de ‘espalda’ solo queda la locución a cuestas ‘encima’.
Cuidar(del anticuado coidar y este del latín COGITĀRE ‘pensar’) significaba en la Edad Media ‘pensar, juzgar’, acepción que es común todavía en el Siglo de Oro; pero ya en el s. XVII significaba lo que actualmente.
Cuñado (lat. COGNĀTUS ‘pariente consanguíneo’) era antiguamente ‘pariente por afinidad, en cualquier grado’. A partir del s. XIV tendió a especializarse en el sentido moderno.
Dañar(lat. DAMNĀRE ‘condenar’), antes de tener en nuestro idioma el sentido actual, significaba lo mismo que en latín: ‘condenar a alguien, dar sentencia contra él’.
Dictar(lat. DICTĀRE) significaba en la Edad Media ‘componer (versos)’, ‘redactar (prosa)’, aunque ya en el s. XV Nebrija recogió estas acepciones como anticuadas, quien define ditar (en grafía de entonces) solamente como «dezir lo que otro escrive».
Dicha fue tomado del latín DICTA ‘cosas dichas’, plural neutro de DICTUM, que en el lenguaje vulgar tomó el sentido del clásico FATUM ‘suerte, destino’, según la creencia pagana de que la suerte individual se debía a unas palabras que pronunciaban los dioses o las Parcas al nacer el niño. De ahí el actual significado de ‘suerte feliz’.
Defender (lat. DEFENDĔRE ‘alejar, rechazar’) era usado con frecuencia en el castellano primitivo con la acepción ‘prohibir’, aunque muy pronto pasó a significar lo que ahora.
Ofender(lat. OFFENDĔRE ‘chocar, atacar’) fue utilizado al principio en el sentido de ‘salir al encuentro, precipitarse’, pero en seguida pasó a tener el significado actual.
Dehesa(lat. DEFENSA ‘defendida, acotada’) significaba en la Edad Media ‘prohibición’, porque estaba acotada. Luego pasó a tener el significado moderno.
Duende(de duen de casa ‘dueño de la casa’, donde duen es forma apocopada de dueño) era considerado antiguamente como un personaje vinculado a la casa, que hacía en ella cuanto quería, como un dueño, pero más tarde se empleó en un sentido más amplio, sin relación necesaria con las casas, relacionándolo con las montañas y las cuevas (s. XV).
Enfadarno existía en la Edad Media en nuestro idioma porque fue tomado muy probablemente del gallego-portugués en el s. XIV a través del leonés y con el significado de ‘cansar’. En este sentido es usado todavía en el s. XVII. Lo demás en la evolución es clarísimo: de ‘cansarse’ se pasó a ‘aburrirse’ y de ahí modernamente a ‘enojarse, entrar en cólera’, acepción esta última que no llegó a América, donde enfadar es vocablo literario y de poco uso.
Entregar y enterar derivaban de la misma voz latina, INTEGRĀRE ‘restituir a su primer estado’, y significaban en el castellano arcaico lo mismo: ‘restituir, reintegrar’. Posteriormente, ambos verbos se especializaron semánticamente: entregar pasó a designar ‘poner en manos o en poder de otro a alguien o algo’, mientras que enterar pasó a significar ‘pagar’ (hoy todavía en Colombia y otras partes de América) > ‘contentar, satisfacer (el deseo de saber algo)’ > ‘informar’ (1573).
Escaso(latín vulgar EXCARPSUS ‘escogido, raro’), antes de tener el significado actual: ‘no abundante’, tuvo el de ‘mezquino, avariento’ y ‘pobre, sin bienes’ (s. XIII), y ‘tacaño’ (s. XIV).
Esguince(latín vulgar EXQUINTIĀRE ‘desgarrar’) tenía el significado de ‘ademán hecho con el cuerpo’ al principio del s. XVII, al que se unió pocos años después el de ‘movimiento del rostro o del cuerpo’. Ambos siguen figurando en el actual diccionario académico. La acepción más usada hoy en día, ‘torcedura violenta y dolorosa de una articulación’, no fue recogida por la Academia hasta 1817.
Espalda (latín vulgar SPATULA ‘omóplato’) era en la Edad Media sinónimo de ‘hombro’, aunque el sentido básico era el de ‘omóplato’. La necesidad de un término popular para la parte posterior del tronco humano acabó por fijar el significado de este vocablo en el sentido actual.
Estreñir (lat. STRINGĔRE ‘apretar, comprimir’) conservaba hasta el s. XV su significado etimológico (‘estrechar’), además del actual, que es el único usado a partir de entonces.
Etapa(del francés étape) tuvo la siguiente acumulación de significados en nuestro idioma: ‘ración de menestra u otras cosas que se da a la tropa en campaña o en marcha’ (1817) + ‘cada uno de los lugares en que pernocta la tropa en marcha’ (1884) + ‘avance parcial en el desarrollo de una acción u obra’ (s. XX).
Etiqueta(del francés étiquette ‘rótulo o marbete’) fue introducida en el español por Carlos V (1658) con el sentido de protocolo escrito donde se ordenaba la etiqueta de corte. La Academia se resistió durante mucho tiempo a aceptar el significado en francés (‘marbete’), pero al ser generalmente usado en español durante la segunda mitad del s. XIX, no tuvo más remedio que registrarlo en su diccionario en el siglo siguiente.
Familia(lat. FAMILIA ‘conjunto de esclavos y criados de una persona’, ‘familia’) era utilizada en la Edad Media para referirse a los parientes y a los criados. En el sentido moderno aparece ya en el s. XV.
Feo(lat. FOEDUS ‘vergonzoso’, ‘repugnante’, ‘feo’) es voz muy frecuente y popular ya desde la Edad Media, época esta en la que predominaba la acepción moral ‘torpe, vergonzoso’, sobre la mucho menos usada de ‘feo’.
Feria(lat. FERIA ‘día de fiesta’) tenía en la Edad Media el sentido de ‘fiesta’, aunque ya en el s. XIV pasó a significar lo mismo que hoy, al generalizarse la costumbre de celebrar con mercados junto a los santuarios e iglesias los días de las grandes fiestas religiosas.
Feria de Sevilla
Fiero(lat. FERUS ‘silvestre’, ‘feroz’) presentaba en la Edad Media matices vagos, aunque predominaba el significado ‘terrible’. De ahí que en América haya pasado a significar ‘malo’ en Argentina, o ‘feo’ en Argentina, Colombia, México y el interior ecuatoriano.
Flaco(lat. FLACCUS ‘flojo, fláccido’) era frecuente ya en la Edad Media, aunque entonces significaba comúnmente ‘sin fuerzas, débil’. Pero pronto se fue concretando más su sentido y ya Nebrija (s. XV) recogía la acepción ‘magro, delgado’.
Flamenco(del neerlandés flaming ‘natural de Flandes’) tiene en la actualidad varias y diversas acepciones: ‘natural de Flandes’, ‘se dice de ciertas manifestaciones socioculturales asociadas al pueblo gitano’, ‘cierta especie de ave’, coloquialmente ‘chulo, insolente’ y ‘dicho de una mujer: de buenas carnes, cutis terso y bien coloreado’… Sin lugar a dudas, el hilo conductor que ha llevado a tan variado repertorio semántico se encuentra en el intenso y colorido plumaje del ave.
Fósforo(del lat. PHOSPHŎRUS y este del griego φωσφόρος ‘portador de luz’) tuvo la siguiente acumulación semántica: ‘nombre poético del lucero del alba’ (hacia 1625) + ‘nombre de elemento químico’ (1737) + ‘trozo de cerilla’ (1884).
Refrán(del francés refrain y este tomado del occitano anticuado refranh ‘estribillo’) tenía en el s. XIII en nuestro idioma el mismo significado que en francés: ‘estribillo’, no en vano muchas cancioncillas tenían entonces estribillos consistentes en refranes. Posteriormente tomó el sentido actual, especie de proverbio popular.
Fresco (del germánico *frisk ‘nuevo’, ‘ágil’) es frecuente y popular desde la Edad Media y en todas las épocas. Pero antiguamente solo parece hallarse el matiz general ‘reciente’. Fue después de la Edad Media cuando adquirió el significado actual.
Fuego(lat. FOCUS ‘hogar’, ‘hoguera’, ‘brasero’) todavía conserva en el actual diccionario académico algo de su sentido etimológico en la acepción ‘hogar (familia)’, que debió ser la primitiva, antes de que pasara a significar ‘fuego’ en el sentido más amplio, que en latín era designado por el vocablo IGNIS.
Fusil(del francés fusil) significaba en la Edad Media ‘pedernal’ o ‘eslabón de encender fuego’; se aplicó luego al pedernal que, chocando con el rastrillo de un arma de fuego, dispara el arma, y finalmente al arma misma o fusil de chispa, que funcionaba de esta manera.
Huraño(del lat. FORANĔUS ‘forastero’, con influencia de hurón) pasó de significar ‘extraño, forastero’ a ‘tímido, arisco’, por influencia de hurón, un animal poco sociable.
Hundir(lat. FUNDĔRE) significó primeramente ‘destruir, arruinar’; modernamente se ha generalizado la acepción ‘sumir, echar a fondo’, por influjo de hondo, si bien el significado antiguo (‘arruinar’) se conserva en América.
Genio(lat. GENĬUS ‘deidad que según los antiguos velaba por cada persona y se identificaba con su suerte’, ‘personalidad de cada cual’) se usaba en referencia a las divinidades antiguas en el s. XV, y con el sentido etimológico de ‘personalidad’ durante la segunda mitad del s. XVI. La acepción ‘capacidad extraordinaria para crear o inventar’ llegó al español desde el francés al principio del s. XIX, aunque no fue recogida por la Academia hasta 1884.
Gesto(lat. GESTUS ‘actitud o movimiento del cuerpo’) tenía en la Edad Media el sentido de ‘actitud moral’, ‘disposición o comportamiento general de una persona’, aunque ya empezaba también a usarse con el significado de ‘hacer visajes’.
Giro(del lat. GYRUS y este del griego γῦρος ‘círculo, circunferencia’) significaba ‘círculo’ hasta el s. XVII. Un siglo después la Academia ya daba como fundamental la acepción actual: ‘movimiento rápido circular’. Hoy el antiguo significado de ‘círculo’ ha desaparecido del diccionario académico.
Grácil (lat. GRACILIS ‘delgado, flaco’) fue usado con el significado ‘delgado’ hasta el s. XVIII, pero, a partir del siglo siguiente, empezó a usarse de manera incorrecta como sinónimo de gracioso, con el cual nada tiene que ver, pues su única acepción recogida en el DRAE es la de ‘sutil, delgado o menudo’.
Grillo(lat. GRYLLUS) es desde el s. XIII el nombre de cierto insecto ortóptero, pero, además, desde el s. XV, también significa ‘prisión de hierro que sujeta los pies de un preso’, acepción esta que se explica por el ruido metálico que producen los grillos al andar el preso, semejante al sonido agudo y monótono que hacen los insectos.
Guapo(lat. VAPPA ‘vino estropeado’, ‘hombre vil’, ‘vagabundo’) significaba en el s. XVII ‘chulo, rufián’, pero pasó a América con el sentido de ‘valiente’, mientras que en España, a partir de fines del s. XVIII, empezó a usarse para designar a alguien ‘hermoso, bien parecido’, acepción hoy muy popular.
Fastidiar(de fastidio) significaba ‘causar hastío’ entre los ss. XV y XVII. Posteriormente tomó el matiz actual de ‘importunar, molestar’.
Herir(lat. FERIRE ‘golpear’, ‘dar (con algo)’) se mantuvo en la Edad Media (ferir en la grafía de entonces) fiel al significado latino: ferir colmelladas ‘dar colmillazos’, ferir palmas ‘palmotear, aplaudir’, ferir pregones ‘echar pregones, pregonar’… Y todavía se empleó en este sentido a veces en el Siglo de Oro. La acepción moderna de ‘dañar’ apareció en el s. XV.
Finca(de fincar) era un término jurídico cuya evolución semántica fue la siguiente: ‘saldo que queda por pagar de una deuda o lo que queda después de pagarla’ (1611) > ‘capital del que se saca una renta’ > ‘heredad que produce rentas’ > ‘propiedad inmueble’ (1817).
Holgar(latín vulgar FOLLICĀRE ‘resoplar’) significaba en el castellano arcaico ‘resoplar’ y ‘ser holgado (el calzado, etc.)’ por ser ambas acepciones imagen del caminante que se detiene para tomar aliente en una cuesta, y por comparación del ocio con la holgura de las prendas de vestir se pasó luego a significar ‘descansar’, ‘estar ocioso’.
Honrado(de honra), antes que ‘honesto’, significó en la Edad Media ‘ilustre’ y ‘rico’.
Horca(lat. FORCA ‘horca de labrador’) tuvo siempre como primer significado la herramienta campesina, al que se añadió la del patíbulo (forca en grafía antigua) porque las primeras que se utilizaron para ahorcar a los condenados se parecían a aquellas.
Hostigar(lat. FUSTIGĀRE ‘azotar con bastón’) significaba durante la Edad Media ‘azotar’. El sentido traslaticio actual aparece en el s. XV, siendo el más usado ya en el XVIII, tal como apuntaba la Academia: «Según oy le entendemos significa también oprimir, molestar y aburrir à alguno».
Idioma(lat. vulgar IDIŌMA y este del griego ἰδίωμα ‘propiedad privada’) significó primero en español ‘modo de hablar propio de un individuo’ o ‘locución de sentido peculiar’, de donde pasó en el s. XVII a significar ‘lenguaje propio de una nación’.
Idiota(lat. IDIŌTA y este del griego ἰδιώτης ‘profano’, ‘ignorante’) tenía en la Edad Media el mismo significado que en latín: ‘profano, ignorante’, y la conservó hasta que, bien entrado el s. XIX, tomó el sentido actual.
Iglesia(lat. ECCLESĬA y este del griego ἐκκλησία ‘asamblea’) era como llamaban los primeros cristianos a la reunión que mantenían para celebrar el culto y el lugar donde se reunían. En el castellano arcaico ya se designaba con esta palabra el edificio donde se reunían los cristianos, pero todavía servía también para definir al conjunto de fieles, acepción que todavía se conserva en el diccionario académico.
Imbécil(lat. IMBECILLIS ‘débil en grado sumo’) tuvo hasta el s. XVIII el mismo significado que en latín (hoy conservado en el diccionario académico como poco usado:’flaco, débil’). Fue a partir del s. XIX y por influencia del francés que empezó a usarse imbécil en el sentido actual de ‘alelado, escaso de razón’.
Éxito(lat. EXĬTUS ‘salida’) significa ‘resultado feliz’, pero no siempre se utilizó esta palabra en sentido positivo, la prueba la tenemos en que Moratín (fin s. XVIII) todavía habla de un éxito infeliz. En el DRAE actual sobrevive, como poco usada, la acepción ‘fin o terminación de un negocio o asunto’.
Juanete (de Juan) en el sentido de ‘pómulo muy abultado’ se dedujo (1605) del de ‘hueso del pie que sobresale’ por analogía de forma. Hasta registró la Academia en 1726 cara ajuanetáda: «Metaphoricamente se llama la cara en quien sobresalen mucho los huessos de las mexillas». Pero, a pesar de que el diccionario académico sigue registrando como en vigor el significado de ‘pómulo muy abultado’, juanete se emplea hoy solo en el sentido de ‘hueso del pie que sobresale’.
Ladino(de latinus ‘latino’) se aplicó en la Edad Media a la lengua romance por oposición a la arábiga, y al moro que sabía hablar aquella, así como a las obras literarias de lenguaje culto y artificioso o próximo al latín. A fines del s. XVI apareció la acepción actual ‘astuto, sagaz’, probablemente tomada del moro ladino, que como tal podía desenvolverse mejor en tierra de cristianos, aunque tampoco puede descartarse que proceda de la otra acepción medieval, pues no es difícil comprender que se pasara del sentido ‘culto’ al de ‘astuto’.
Larva(lat. LARVA ‘fantasma’) fue utilizada por Quevedo en el sentido etimológico de ‘fantasma’. La acepción zoológica fue registrada por la Academia en 1817 y se explica porque el insecto está en la larva como disfrazado.
Lastimar (lat. vulgar BLASTEMĀRE, por disimilación de labiales de BLASPHEMĀRE ‘calumniar, blasfemar’, y este del griego βλασφημεῖν) tiene registradas en el actual diccionario académico las siguientes acepciones: ‘herir o hacer daño’, ‘agraviar, ofender’, y las poco usadas ‘compadecer’, ‘dolerse del mal de alguien’ y ‘quejarse’. La evolución semántica de este verbo en español ha sido la siguiente: ‘agraviar, ofender’ + ‘herir levemente’ (Edad Media) + ‘dolerse del mal de alguien’, ‘compadecer’ (s. XV) + ‘quejarse’, que es el significado más común hoy.
Latente(lat. LATENS, -ENTIS) entró en nuestro idioma como vocablo médico, pero se ha extendido bastante en la lengua escrita. Mucha gente lo emplea erróneamente en el sentido de ‘palpitante’ o ‘vivo, animado, intenso’, por creerlo participio del verbo latir.
Latir (lat.GLATTĪRE ‘dar ladridos agudos’) se empleaba etimológicamente al perro pequeño o bien al grande cuando ladraba en tono agudo. Secundariamente, pasó a significar ‘palpitar el corazón’ (s. XV). Esta última es hoy la acepción más usada, aunque también recoge el DRAE los significados ‘dicho de un perro: dar latidos’ y ‘ladrar’.
Lindo(lat. LEGITIMUS ‘completo, perfecto’) significó primitivamente ‘legítimo’, acepción jurídica que ya estaba olvidada a fines de la Edad Media. En los siglos XIV y XV significaba ‘auténtico’, ‘puro’. «Pero ya desde el Siglo de Oro lindo tomó un sentido vago de elogio en términos generales, tan vasto y comprensivo como el de la palabra bueno –explica Corominas–. Ante este abuso y confusión, los puristas del Siglo de Oro acabaron por querer excluir esta palabra del lenguaje correcto (…) Si no lo lograron, consiguieron por lo menos que en España se anticuase esta vaguedad semántica, y el vocablo se especializara definitivamente en el sentido estético. Por el habla argentina, y seguramente la de otros países americanos, sigue fiel al uso clásico (…) En cuanto a la acepción estética que es hoy general en España, y literaria en todas partes sus raíces arrancan de lejos (el caso más antiguo parece ser el lindas donzellas de la Danza de la Muerte de hacia 1400); pero al principio, junto a la idea de hermosura, queda mucho de matiz de nobleza o elegancia, todavía emparentado con el etimológico».
Logro(lat. LUCRUM ‘ganancia, provecho’) significaba en el s. XIII ‘gozar el fruto de una cosa’, acepción que todavía reconocía la Academia en el s. XVIII. De ‘gozar el fruto de una cosa’ se pasó con leve transición a ‘aprovecharse o valerse de algo’. La acepción moderna de lograr ‘obtener’, ‘conseguir’, nacida de la frase lograr uno sus deseos, era un neologismo en el Siglo de Oro, que se asentó en el s. XVII dándole a logro el sentido de ‘consecución’.
Lozano(de loza) evolucionó semánticamente de ‘elegante’ (principio s. XIII) > ‘hermoso’ > ‘lujuriante, frondoso’ (s. XV).
Madrugar(del anticuado madurgar, y este del lat. *MATURICĀRE, derivado de MATURĀRE ‘apresurarse’) significaba primitivamente en nuestro idioma lo mismo que en latín: ‘apresurarse’, de donde pasó a ‘levantarse temprano’.
Maleza(lat. MALITĬA) lo escribía Berceo (s. XIII) en el sentido de ‘maldad’, pero Nebrija (s. XV) lo recogió con el significado de ‘espesura de arbustos’. Todavía en 1734 la Academia aceptaba ambas acepciones: «Maleza: Lo mismo que Maldád en su sentido recto (…) Se llama tambien la cópia y abundancia de hierbas».
Mamaes una voz infantil tomada del latín MAMMA que siempre ha significado en nuestro idioma ‘madre’. La acepción ‘teta’ es cultismo del s. XV, si bien no se generalizó hasta el XVIII.
Mandil(de origen árabe) se halla por primera vez en español en un inventario aragonés de 1331 y con el significado de ‘mantel’. Pero también en la Edad Media mandil se emplea en el sentido de ‘trapo, toalla, especialmente la empleada para el caballo’, acepción que todavía recoge el diccionario académico: ‘pedazo de bayeta que sirve para dar al caballo la última mano de limpieza’. Como ‘delantal’ ya lo recoge Covarrubias (1611).
Margarita(lat. MARGARĪTA ‘perla’ y este del griego μαργαρίτης ‘perla’) sirvió a Berceo (s. XIII) para designar una ‘perla’, a Lope de Vega (s. XVII) para llamar a una ‘flor de centro amarillo’ y en el s. XVIII la Academia recogía además margarita como ‘caracolillo marino’. Hoy el DRAE recoge estas y otras acepciones de margarita, si bien es para designar la planta, y especialmente la flor de esta planta, para la que se usa general y comúnmente esta palabra.
Tamaño(lat. TAM ‘tan’ y MAGNUS ‘grande’) es ya frecuente en Berceo con el significado etimológico ‘tan grande’, que empezó a anticuarse a finales del s. XVI, al mismo tiempo que comenzaba a tomar un valor absoluto, que podía ser ‘muy grande, enorme’ o, por el contrario, ‘chico, pequeño’. Este uso es el que ha predominado en América o en gran parte de este continente: desde Cuba hasta Argentina, aunque algunas veces se recurre a los intensivos tamañito y tamañazo para expresar respectivamente las dos ideas opuestas. En Argentina lo corriente es que tamaño signifique ‘grandísimo, enorme’. En cuanto al sustantivo tamaño ‘volumen y dimensión de una cosa’, es creación moderna, registrado por la Academia en 1817.
Mecer(lat. MISCĒRE ‘mezclar’) antiguamente significaba ‘menear’, ‘agitar’, y en Asturias es todavía ‘mezclar’. Del significado etimológico ‘mezclar’ se pasó en el s. XV a ‘agitar (para mezclar líquidos)’ y, aproximadamente en 1600, adquirió la especialización que conserva hoy como movimiento acompasado para adormecer a un niño.
Melena (quizá de origen árabe) significaba en 1245 ‘almohadilla o piel que se pone a los bueyes bajo el yugo’, de donde derivaron las acepciones modernas (principio s. XVII) de ‘cabellera que cae sobre los ojos’, ‘cabellera que cuelga sobre los hombros, ‘crin del león’.
Metralla(del francés mitraille) significaba ‘calderilla, conjunto de monedas’, de donde la comparación con la ‘munición menuda con que se cargaban las piezas de artillería’.
Mezquino(de origen acadio a través del arameo y el árabe) tenía hacia 950 el sentido etimológico de ‘muy pobre’. En el s. XIII es también ‘mendigo, pordiosero’; ‘indigente’ en el Cid; ‘desgraciado, miserable’ en Berceo. La acepción moderna ‘escaso, avariento’ se documenta desde mediados del s. XVI y es la normal en el Siglo de Oro.
Meticuloso(lat. METICULŌSUS ‘miedoso’) tenía en 1524 el sentido etimológico de ‘medroso’ (hoy poco usado, según la Academia). Popularmente se dio por emplear erróneamente este vocablo en el sentido de ‘cuidadoso, escrupuloso’, acepción que la Academia se resistió a admitir hasta hace poco.
Mirar(lat. MIRĀRI ‘admirarse’) significó primero (ss. XII y XIII) en nuestro idioma lo mismo que en latín, después (principio s. XV) ‘contemplar’ y, finalmente (fin s. XV), ‘mirar’.
Momia(de origen persa a través del árabe) servía desde 1386 para designar el betún con que se embalsamaba antiguamente a los cadáveres. Solo a partir del s. XVII empezó a usarse en español momia para referirse al cadáver tratado con este betún.
Mozo(origen incierto) en 1182 se usaba como sustantivo y designaba a un niño o a lo sumo un muchacho de pocos años. En la Estoria del Rey Anemur (s. XIV) se aplica a un niño de diez años. «Como ocurre en voces de este sentido –explica Corominas–, el femenino se aplicó pronto a gente púber y aun a mujeres en edad juvenil, y así moça y también moço pasan a designar al adolescente y luego al hombre o mujer que no han llegado a la edad madura. Así ya en J. Ruiz –s. XV– (…) En el Conde Lucanor –s. XIV– aparece ya el uso adjetivo (…) Es también relativamente temprano el paso a ‘muchacho de servicio, criado’, que ya encuentro en el fuero aragonés de 1350; en Canarias moza se ha convertido en sinónimo de ‘criada’, en términos generales (…), y naturalmente se podrí documentar esto, por lo menos como tendencia, en muchas partes».
Muchacho(del anticuado mochacho, y este de mocho en el sentido de ‘esquilado, rapado’, por la vieja costumbre de que los niños y jovencitos llevaran el pelo corto) en fecha temprana solía indicar una edad algo más tierna de lo que hoy solemos entender bajo este término, pues es frecuente que haya alusión a la escuela de primeras letras (s. XV) o a un niño de diez años (s. XVII). El femenino, muchacha, como sucede comúnmente, se aplicó pronto a edades mayores.
Mulato(de mulo, en el sentido ‘híbrido’) se aplicó primero a cualquier mestizo: de europeo y moro o de negro e indio (s. XVI), y solo después quedó fijado para el hijo o hija de negro y blanca o viceversa.
Muñeca(origen prerromano) significó primero (1011) ‘hito, mojón’, de donde pasó, a través de la idea de protuberancia, a ‘articulación abultada de la mano con el brazo’ y ‘figurilla de mujer que sirve de juguete’.
Orquesta(de orquestra, este del lat. ORCHESTRA, y este del griego ὀρχήστρα ‘lugar donde danzaba el coro en el teatro griego’) se disimiló de la más antigua orquestra en el s. XVIII, cuando el vocablo se popularizó con la ópera italiana. En 1737 la Academia recogía aun únicamente orquestra: «El lugar que en los theatros estaba destinado para sentarse los Senadores Romanos a vér los juegos públicos; pero el dia de oy se toma por el tablado, que se forma, regularmente en arco, para que se sienten los Músicos que tocan los instrumentos en las Comedias y otras fiestas». Orquestra sigue figurando hoy en el DRAE como sinónimo de orquesta y con la definición del antiguo espacio para el coro en los teatros griegos y romanos.
Ovación(lat. OVATIO, -ONIS ‘triunfo menor, que concedían los romanos por una victoria de no mucha consideración’) solo se empleaba en español como referencia a la Antigüedad, hasta fines del s. XIX, que apareció la actual acepción de ‘aplauso ruidoso tributado colectivamente’.
Overo(latín vulgar *FULVUS VARIUS ‘amarillento de varios colores’) se escribía en la Edad Media con h- aspirada, y así fue recogida esta palabra, hovero u hobero,por Nebrija (s. XV) y Covarrubias (1611) con el significado de ‘dicho de un animal: del color parecido al melocotón’. Pero la Academia se equivocó al recoger este vocablo en su primer diccionario en 1737, pues lo registró sin h- y perdiendo en consecuencia las referencias anteriores de Nebrija y Covarrubias, por lo que ahondaron aun más su error al definir esta palabra como «lo que es de color de huevo; aplícase comúnmente al caballo», sirviéndose para ello de una cita del Gran Tacaño de Quevedo: «La cara no tenía sino un ojo, aunque overo». La Academia tardó más de un siglo en enmendar este error. En 1822 registró el significado que hoy da como americanismo: ‘aplícase regularmente al caballo de pelo blanco manchado de alazán y bayo’; y en 1884 la actual: ‘aplícase a los animales de color parecido al del melocotón’. Pero el error de la Academia de relacionar overo con los «ojos que son todo blancos, y que parece no tienen niña, por la semejanza que tienen con el blanco y la hechura del huevo», todavía lo arrastran muchos otros diccionarios, como, por ejemplo, la Enciclopedia Universal Sopena (1979), donde hay una entrada que dice: «Overo (del latín OVUM ‘huevo’), adj. Dícese del ojo que, por resaltar en él lo blanco, parece que no tiene niña.- Acad.».
Palabra(del antiguo parabla y este del latín PARABŎLA ‘comparación, símil’) pasó en español de significar ‘comparación’ a ‘frase’ y luego ‘vocablo’.
Pandilla(de panda, y este del latín PANDUS ‘curvado’ fue primero el nombre de una trampa consistente en hacer que se juntaran varios naipes torciéndolos. Por comparación con la unión fraudulenta de estas cartas con las personas, surgió muy pronto el significado de panda:‘grupo de gente que se forma para hacer daño’, de donde derivó pandilla.
Pedante(del italiano pedante) significaba antiguamente (aun en el diccionario académico) ‘maestro que enseñaba a los niños la gramática yendo a las casas’, pero muy pronto (1535) tomó la acepción actual de ‘engreído’.
Pelear(de pelo) significó primero ‘agarrarse por el pelo’.
Supeditar(lat. SUPPEDITĀRE ‘proporcionar’, propiamente ‘enviar tropas de refuerzo’) cambió ya de sentido en castellano por etimología popular, al interpretarse como ‘poner bajo los pies’.
Deportees un derivado de deportar, que antiguamente significaba ‘descansar, reposar’ y ‘divertirse, recrearse’. De manera que deporte (o depuesto como también se decía primitivamente) significaba ‘solaz, entretenimiento’, hasta que, ya a finales del s. XIX, tomara la acepción actual como calco del inglés sport.
Prestigio(del latín vulgar PRAESTIGIUM y este del latín clásico PRAESTIGIAE ‘fantasmagoría, ilusiones’, ‘juegos de manos’) significaba hasta fines del s. XVIII ‘juegos de manos’ y ‘engaños con que los prestigiadores embaucan a la gente’, del mismo modo que prestigiador designaba al ‘embaucador’ y prestigiar era ‘embaucar’. Pero al principio del s. XIX llegó desde el francés la acepción moderna ‘concepto favorable en que se tiene a una persona’ para prestigio, y con ella ‘dar autoridad o importancia’ para prestigiar, acompañadas de una nueva palabra, prestidigitador, que sin embargo adoptó el mismo significado que el antiguo prestigiador.
Primoprocedía del latín PRIMUS ‘primero’, de donde, figuradamente, ‘de primera calidad’. Como sustantivo en la acepción ‘hijo del tío o de la tía’ es abreviación del latín CONSOBRINUS PRIMUS ‘primo hermano’ (propiamente ‘primo primero’), por oposición al primo segundo, tercero, etc., a los cuales se extendió posteriormente el vocablo.
Proletario (lat. PROLOETARĬUS ‘que solo importa al Estado como procreador de hijos’) fue usado por primera vez en 1499 en el sentido de ‘autor de poca nota’. En 1737 lo recoge la Academia con ese mismo significado y como voz sin uso, y lo mismo hace en el diccionario de 1817. Pero ya en la edición de 1843 la Academia recoge proletario con la acepción moderna ‘persona de la clase obrera’, traída con los aires revolucionarios que recorrían Europa por entonces.
Ranchoes un derivado del verbo rancharse ‘alojarse’, término soldadesco tomado hacia 1535 del francés se ranger ‘arreglarse’, ‘instalarse en un lugar’. En los ss. XVI y XVII rancho servía para designar toda clase de vivienda provisional o simplemente el lugar donde se alojaban pasajeramente los viajeros. Como palabra de soldados y marinos, en América fue aplicada a las chozas de los nativos, de donde quedó luego como nombre de vivienda rural, voz hoy muy arraigada en ese sentido en todo el continente americano. En el s. XVIII esta voz soldadesca y marinera tomó además el significado de ‘comida que se hace para muchos en común’, de donde, posteriormente (la Academia la recogió en 1817), llegó ‘conjunto de personas que toman a un tiempo esta comida’.
Rebato(de origen árabe) tiene, desde mediados del s. XIII, la siguiente evolución semántica: ‘ataque brusco de los musulmanes’ > ‘alarma producida por un ataque’ > ‘noticia repentina’ (s. XIV) > ‘alarma ocasionada por algún acontecimiento repentino y temeroso’ + ‘llamamiento a las armas’ (s. XV).
Rozar(latín vulgar *RUPTIĀRE) tiene actualmente en ‘pasar tocando ligeramente’ su principal significado, pero este es el más moderno, ya que roçar antes tuvo (y todavía figuran en el diccionario académico) varios otros: ‘roturar, arar un campo por primera vez’ > ‘limpiar las tierras de matas y hierbas’ + ‘pacer la hierba de un prado’ + ‘raer o desgastar la superficie de un objeto’.
Saber(lat. SAPĔRE ‘tener tal o cual sabor’, ‘ejercer el sentido del gusto, tener gusto’, figuradamente ‘tener inteligencia, ser entendido’) heredó del latín tanto el significado etimológico ‘tener sabor’ como el figurado ‘conocer algo’, ‘ser docto en algo’, reforzándose este último en la lengua romance.
Secuestrar(lat. SEQUESTRĀRE ‘depositar judicialmente en poder un mediador’) significó hasta mediados del s. XIX ‘depositar judicialmente y en poder de un tercero algo de valor’ y ‘embargo judicial’, acepciones conformes con su etimología. El significado ‘retener a una persona para pedir dinero por su rescate’ no fue recogido por la Academia hasta 1884; y mucho más reciente (s. XX) es el de ‘tomar por las armas el mando de un vehículo para exigir un rescate’.
Siesta (lat. SEXTA [HORA] ‘la hora sexta del día, que correspondía a las 12, de donde ‘hora de máximo calor’) significaba en la Edad Media lo mismo que en latín: ‘calor, bochorno’. En el s. XV surgió el significado moderno de ‘sueño que se toma después de comer’.
Serse escribía en castellano arcaico seer, que procedía del latín SEDĒRE y que significaba tanto ‘ser’ como ‘estar sentado’ (recogidas aun en el diccionario académico como acepciones anticuadas de seer). En nuestro idioma las formas del verbo ser resultan de la fusión de las de dos verbos latinos: la mayor parte proceden del latín ESSE ‘ser’, pero las demás, incluyendo el futuro, el condicional, los presentes de subjuntivo e imperativo, y las formas impersonales, vienen del latín SEDĒRE ‘estar sentado’, que debilitó en castellano su sentido hasta convertirse en sinónimo de ‘estar’ y luego ‘ser’.
Obsesoes un cultismo (lat. OBSESSUS, participio de OBSIDĒRE ‘sentarse enfrente’, ‘asediar, bloquear’) usado por primera vez por Quevedo en el sentido etimológico de ‘asediar’, tal como recogió el Diccionario de Autoridades (1737): «Obsesso, sa: adj., que se aplica à los que tienen arrimados los Espíritus malignos, que los cercan y rodéan, atormentandolos y molestandolos: pero sin entrarse dentro de la criatura, à diferencia de los poseídos. Viene del Latino Obsessus, que significa rodeado y cercado de enemigos. Quevedo. Polit. Part. 2. cap. 4: Y os hallareis obsesso de malos espíritus…». En este mismo diccionario se menciona por primera vez obsesión (derivado de obseso), en los siguientes términos: «Obsession: Assistencia de los Espíritus malignos alrededor de alguna persona, à diferencia de quando estan dentro del cuerpo, que se llama possession». Posteriormente, ambas voces tomaron los significados actuales.
Sentir(lat. SENTĪRE ‘percibir por los sentidos’, ‘darse cuenta’, ‘pensar, opinar’) ha tenido desde el principio el mismo significado que en latín, pero a fines del s. XVI adquirió otro sentido: ‘lamentar, tener por doloroso y malo algo’.
Señorprocede del latín SENĬOR, -ŌRIS ‘más viejo’, que en plural, SENIORES, «se empleó en el Bajo Imperio para designar a los viejos más respetables, sea los miembros del senado romano, sea los dirigentes de las comunidades hebreas y cristianas –explica Corominas–; posteriormente se empleó SENIOR como tratamiento de respeto a todo superior, y acabó por hacerse sinónimo de DOMINUS ‘dueño’ a principios de la Edad Media (…) Desde el principio aparece con toda la gama de sentidos que hoy observamos (…) En castellano, como en latín, señor fue al principio masculino y femenino sin variación de forma, según ocurre todavía en J. Ruiz (s. XV); después aparece señora en el femenino, ya asegurado por el metro de Berceo (…) y documentado también en el Cid».
Sorna(de origen incierto, quizá jergal: germanía) tiene actualmente en el diccionario académico cuatro acepciones: «1. f. Espacio o lentitud con que se hace algo. 2. f. Disimulo y bellaquería con que se hace o se dice algo con alguna tardanza voluntaria. 3. f. ironía (║ tono burlón con que se dice algo). 4. f. germ. noche (║ tiempo en que falta la claridad del día)». La más antigua de estas acepciones es la cuarta, de principio del s. XVI y proveniente de la germanía; las acepciones primera y segunda aparecieron en 1603; y, por fin, la tercera acepción, es la más reciente y la única que se usa hoy comúnmente.
Sueldo(latín tardío SOLIDUS ‘cierta moneda de oro, ducado’) era en la Edad Media una moneda con la que se pagaba a los soldados mercenarios, razón por la cual este vocablo se hizo sinónimo de ‘paga del mercenario’ (s. XV), para pasar luego a significar ‘paga de un criado’ (s. XVIII) y, por fin, ‘salario en general’.
Soldado(italiano soldado, y este del lat. *SOLIDATUS) llegó al español desde el italiano en el s. XIV como sinónimo de ‘mercenario’ (en este sentido lo emplea Juan de Lucena en 1463, con referencia a Sicilia). Hacia 1530 todavía evita usar la voz española Juan Boscán, pues prefiere traducir el italiano soldato por hombre de guerra, guerrero, aunque ya alguna vez emplea soldado. Hacia 1600 es de uso general y tiene evidente matiz noble y laudatorio, que excluye la idea de ‘mercenario’, como se nota claramente en el Quijote.
Tabacoes una planta de América y la costumbre de fumar sus hojas es oriunda de los nativos de este continente, sin embargo, el origen de esta palabra es árabe (tubbāq). ¿Cómo es esto posible? La respuesta a esta pregunta nos la ofrece, una vez más, el eminente etimólogo Corominas: «Consta que tabacco, atabaca y formas análogas (procedentes del árabe tabbâq o tubbâq) se emplearon en España y en Italia desde mucho antes del descubrimiento del Nuevo Mundo, como nombre de la olivarda, del eupatorio y de otras hierbas medicinales, entre ellas algunas que mareaban o adormecían, y es posible que los españoles trasmitieran a la planta americana el nombre europeo porque con ella se emborrachaban los indígenas; aunque ya los cronistas de Indias del s. XVI afirman que es palabra aborigen de Haití, no es este el único caso en que incurren en tales confusiones (…) Ya Colón en su diario menciona la costumbre indígena de fumar, aunque no su nombre (…) cahoba (era) el nombre haitiano (taíno) del tabaco (junto con petún guaraní y pecietl náhuatl) (…) italiano tabacco, nombre de planta que ya figura en el florentino A. Braccesi (1445-1503) y en una lista de mercaderías de Módena escrita en el s. XV (…) se trata del árabe tubbâq que designaba el eupatorio y también la Inula Viscosa (…), ya mencionada por Abu Hanifa (s. IX) y el español Abenalbéitar († 1248) (…) vocaliza tabbâq (…) Cuando la segunda generación [de conquistadores], la de Fz. de Oviedo [1535] y Las Casas [h. 1552, que en su Historia dice que ya por entonces había en Haití españoles que no sabían dejar el vicio], llegó a la Española, se encontró con que el vocablo ya era de uso general, y no siendo palabra tan generalmente conocida en Europa, creyó que era nombre indígena, por tratarse de una planta y una costumbre eminentemente americana. De la rápida propagación es prueba el informe de Harrison que en 1588 el fumar ya se estaba generalizando incluso en Inglaterra. Cuánto más antiguo sería entre los españoles de las Antillas…».
Taimado(del portugués taimado, derivado de teima ‘tema, obstinación’) significó (y en parte de América todavía significa) ‘obstinado’, de donde se pasó a ‘enfurruñado, que se obstina en no hablar’ y de ahí ‘taimado’, que es la última y más corriente acepción usada hoy en España.
Tiza(del nahua tizatl) es definida por Esteban de Terreros en su Diccionario (hacia 1760) como «unos polvos blancos que usan los plateros y otras personas para limpiar los aderezos de plata y oro»; no obstante, la Academia no recoge en su diccionario este vocablo hasta 1843, pero con la definición ‘el asta de ciervo calcinada’, a la cual agrega más tarde, ya en 1869, ‘tierra blanca que sirve para señalar y, pulverizada, sirve para limpiar metales’. Hoy tiza es palabra universalmente conocida como nombre de la materia caliza y yesosa empleada para escribir en encerados, marcar trajes al probarlos, untar tacos de billar, etcétera.
Tuerto(lat. TORTUS) tuvo la siguiente evolución semántica durante la Edad Media: ‘torcido’ > ‘injusto’ > ‘de vista torcida’ > ‘que solo tiene un ojo’ ya en el s. XIV.
Trabajar(del latín vulgar *TRIPALIĀRE ‘torturar’, derivado del latín clásico TRIPALĬUM ‘especie de cepo o instrumento de tortura’) significaba en castellano antiguo ‘sufrir’ y otras ideas semejantes que todavía hoy se conservan en el diccionario académico (‘mortificar’, 15.ª acepción; y ‘dañar’, 16.ª). De la idea de ‘sufrir’ se pasó a ‘esforzarse’, ‘procurar (algo)’, acepciones mucho más comunes en la Edad Media que la de ‘laborar, obrar’, aparecida en el s. XIV y que es hoy la más usada.
Traer(lat. TRAHĔRE ‘arrastrar’, ‘tirar de algo’) conservaba en la Edad Media el sentido etimológico de ‘arrastrar’. La otra acepción latina, ‘tirar’, de acuerdo con la ambivalencia semántica de este verbo, pasó a convertirse en ‘lanzar, arrojar’. En la Edad Media también tomó este verbo el significado de ‘llevar, tener puesto’. Posteriormente, de la idea de ‘arrastrar, tirar de algo’ se pasó con facilidad a la moderna de ‘traer’, aunque sin dejar de significar también ‘llevar’, según ocurre todavía en los clásicos.