La televisión pronto llegará | Hace unos años encontré una noticia titulada «La Televisión» en el periódico castellonense de La Provincia, del 16 de noviembre de 1909, en la que se informaba del invento que acababa de realizar en
Berlín el profesor alemán Robmer: «Un aparato de ensayo para demostrar que ha encontrado la solución del problema de la visión á distancia (…). El aparato será de una extrema precisión y su coste no bajará de seis millones de francos, constituyendo á lo que parece lo más notable que se podrá ver en la Exposición de Bruselas del año próximo».
La prensa alicantina no publicó una noticia similar en aquella época, que yo sepa. Pero veinte años después, el 19 de octubre de 1929, El Día publicó una crónica de su corresponsal en Berlín, A. Braun, titulada «Un nuevo televisor», en la que informaba de los avances que sobre este invento se estaban llevando a cabo:
«La televisión ha recibido un nuevo impulso en el camino de su perfeccionamiento. El ingeniero de Berlín, don Von Mihaly ha resuelto el problema de hacer visible en la estación receptora el movimiento de un objeto dado o de una imagen cinematográfica transmitidos por la estación emisora (…). Todavía no ha llegado el procedimiento de Mihaly a hacer perceptibles escenas completas de la vida. Pero se ve, por ejemplo, el rostro de una persona con todos sus gestos; se ve cómo esa persona se lleva un cigarrillo a la boca o se coloca los lentes en la nariz o cosas semejantes. El rostro se aprecia en tamaño natural y muy claramente. Se ha transmitido también la imagen de los movimientos de un elefante pudiendo reconocerse perfectamente las actitudes del paquidermo (…) lo conseguido es ya de una importancia enorme, porque significa un progreso gigantesco (…) no transcurrirán muchos años sin que con nuestros propios ojos, sentados en cómodas butacas, presenciemos los acontecimientos que se desarrollan en remotos países…».
Fueron los alemanes del Tercer Reich los que, en plena guerra civil española, presentaron en 1938 al general Franco la Fonovisión, una tecnología patentada por Telefunken que permitía enviar a distancia imágenes y sonidos. Pero no fue hasta 1948 cuando se efectuaron en España las primeras pruebas de televisión, primero en Barcelona y luego en Madrid. Un año antes, la valenciana Lolita Garrido había grabado en disco la canción titulada «La televisión», profusamente divulgada en radios y gramolas, cuyo estribillo se popularizó enseguida entre los españoles, ávidos de noticias acerca de ese maravilloso invento tecnológico que tan buenos ratos prometía en el seno de los hogares: «La televisión, pronto llegará. / Yo te cantaré y tú me verás».
Pero los españoles, o mejor dicho los madrileños, tuvieron todavía que esperar nueve años, hasta que TVE comenzó a emitir regularmente el 28 de octubre de 1956. La señal solo llegaba a la capital de España, donde se habían vendido 600 televisores a razón de unas 25.000 pesetas cada uno.
Nueve meses después se realizaron las primeras pruebas de televisión en Alicante, tal como noticiaba INFORMACIÓN el 25 de julio de 1957. Bajo el titular «La televisión, en Alicante», el redactor Vidal Masanet informaba de que, bajo la dirección del ingeniero italiano Antonello Castelnuovo Niccolini, se estaban «efectuando experimentos en la cumbre del Castillo de Santa Bárbara», con material que había subido hasta allí un burro llamado Galena. «En los ensayos iniciales, la pantalla ha captado de forma fugaz emisiones de la TV italiana», ya que la señal de TVE no llegaba todavía hasta aquí. Por eso el periodista advertía: «Queremos decir que instalando un receptor –y su antena correspondiente– en cualquier hogar, se podrá “coger” algún programa italiano. Claro; esto no es contar con la televisión, sino con una remota pretensión. En fin; que no valdría la pena. Para apurar: no recomendable. Capricho caro; unas 20.000 pesetas de gasto para andar, ante el receptor, manipulando los mandos como quien “coge” moscas…». También avisaba de que faltaban dos años «para que nuestra ciudad esté dotada de un servicio perfecto».
Pero ni la televisión estaba en Alicante, ni faltaban dos años para que llegara.
Para que la señal de televisión emitida desde Madrid pudiera ser recibida por los televisores en Alicante, debieron instalarse varios repetidores, cuya ejecución fue demorándose a lo largo de los siguientes cinco años. Ello no fue óbice para que se vendieran mientras tanto televisores en nuestra ciudad. Algunos a precios reducidos, como los adquiridos por los productores encuadrados en el sindicato franquista (INFORMACIÓN, 11-3-1959).
El 6 de marzo de 1962, el gobernador civil Miguel Moscardó Guzmán envió al alcalde alicantino, Agatángelo Soler Llorca, una carta sobre la distribución de gastos para la instalación de repetidores de televisión, los cuales debían ser subvencionados por algunos ayuntamientos de la provincia y la Diputación. Al de Alicante le correspondía abonar doscientas mil pesetas; lo que hizo al mes siguiente.
Estos repetidores terminaron de ser instalados aquel verano de 1962, siendo el principal el ubicado en la cima del monte Aitana. Gracias a ello, el 26 de julio (un día después de que se recibieran en directo por primera vez en Europa imágenes de televisión emitidas en América, gracias al satélite Telstar), poco después de las ocho de la tarde, los televisores alicantinos captaron por fin la señal de TVE.
Así lo contaba al día siguiente el diario INFORMACIÓN: «…comenzó la prueba con sonido, seguido de video con carta de ajuste y más tarde, poco antes de las nueve de la noche, con la conexión al programa nacional en las postrimerías del espacio “Mr. Ed”, constituido por una película especial para la TV. Después los ocasionales televidentes, seguramente pocos pues no se conocía el comienzo de las pruebas, pudieron ver y oír el espacio “El Tiempo”, por Mariano Medina, sin sonido, y más tarde el Telediario con sonido así como el espacio en que el ministro de Información y Turismo, señor Fraga Iribarne, daba cuenta al país con sentidas palabras del súbito fallecimiento del exministro de dicho Departamento, Sr. Arias Salgado, ocurrido muy poco antes». Poco después de las diez de la noche el repetidor de Aitana dejó de funcionar a causa de una avería, pero la señal volvió a recibirse al día siguiente.
Es decir, que lo primero que vieron los alicantinos en un televisor aquella tarde del 26 de julio de 1962 fue la inevitable carta de ajuste. Y el primer rostro, el del meteorólogo Mariano Medina, que posteriormente se haría tan familiar en los hogares alicantinos como el retrato de cualquier pariente próximo.
Por supuesto, los avispados comerciantes aprovecharon la ocasión para publicitar durante aquellos días sus productos en radio y prensa. Al día siguiente de la primera emisión recibida en Alicante, la Casa Ferrer, situada en la calle Altamira, 23, ofrecía en una página de INFORMACIÓN sus aparatos marca Sylvania y General Eléctrica Española, para ser instalados a prueba en los domicilios y «cuando usted esté convencido puede pagarlo al contado o en cómodos plazos», con garantía asegurada. Y un día más tarde fue Marconi la marca que se publicitaba en el mismo periódico, ofreciendo a los alicantinos dos modelos de televisor, uno de 19 y otro de 23 pulgadas (de pantalla), por 17.950 y 22.450 pesetas, respectivamente.
por Gerardo Muñoz Lorente
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