Citas de Arte y Creación. Muy pocas obras de arte son auténticamente originales. La inmensa mayoría de las obras artísticas son producto de la imitación, ya sea por la influencia de obras anteriores o de la propia naturaleza; pero entre ellas destacan las que nacen de la genialidad. Por cierto que dicha genialidad suele ser vecina de la
locura. De ahí que sea aconsejable admirar las obras geniales, pero no a sus autores, por cuanto pueden decepcionarnos y, en algunos casos, sorprendernos muy negativamente tras conocer sus biografías.
La genialidad artística no tiene por qué coincidir con el gusto de la mayoría. Es más, resulta deseable que no sea así. El verdadero artista no suele hacer caso de las críticas de los profesionales ni del público en general, sino de su intuición y de su ingenio, sabedor de que la popularidad es, casi siempre, fruto de la mediocridad.
Casi todas las obras se componen de destellos de imitación, estremecimientos aprendidos y éxtasis robados. E. M. Cioran. Silogismos de la amargura.
¡Convirtió la punta de su lanza en su pluma, el corazón de los enemigos en una hoja donde escribir y su sangre en tinta! Las mil y una noches.
Cuando ayer salía la luna me pareció que iba a dar a luz un sol: tan abultada y grávida yacía en el horizonte. F. Nietzsche. Así habló Zaratustra.
Cuando el escritor se halla en el estado de ánimo del que “observa”, está en nivel muy inferior al estado del espíritu del que crea. Marcel Proust. En busca del tiempo perdido, II: A la sombra de las muchachas en flor.
Cuando releo, me avergüenzo de haber escrito, pues veo cosas que, incluso a mis propios ojos de autor, no merecen ser borradas. Ovidio. Pónticas.
Cuando se escribe sobre las mujeres hay que mojar la pluma en el arco iris y secar las líneas con polvillo de alas de mariposa. Diderot. Pensamientos.
De todo lo escrito yo amo sólo aquello que alguien escribe con su sangre. Escribe tú con sangre: y te darás cuenta de que la sangre es espíritu. F. Nietzsche. Así habló Zaratustra.
El motivo de que una obra genial rara vez conquiste la admiración inmediata es que su autor es extraordinario y pocas personas se le parecen. Ha de ser su obra misma la que, fecundando los pocos espíritus capaces de comprenderla, lo vaya haciendo crecer y multiplicarse. Marcel Proust. En busca del tiempo perdido, II. A la sombra de las muchachas en flor.
El verdadero artista hace caso omiso del público. Óscar Wilde. El alma del hombre bajo el socialismo.
Es fácil ser «profundo»: basta dejarse invadir por las propias taras. E. M. Cioran. Silogismos de la amargura.
Ese género de popularidad no está al alcance de los novelistas actuales, quienes tienen que competir con el cine, la radio y la televisión para conquistar el favor y los aplausos del público. J. B. Prietsley. Dickens.
Hay en total dos cosas que endulzan la prosa: la gracia de las palabras y el ritmo. Las palabras proporcionan en cierta forma la materia, el ritmo el pulido. Pero, como ocurre en las demás cosas, primero se levanta lo que es necesario y después lo superfluo que produce placer. Cicerón. El orador.
Hay que apartar de nosotros el mal gusto de querer coincidir con muchos. F. Nietzsche. Más allá del bien y del mal.
Jamás hubo un gran talento sin un poco de locura. Séneca. De la tranquilidad de ánimo.
La función del escritor consiste en obrar de modo que nadie pueda ignorar el mundo y que nadie pueda ante el mundo decirse inocente. Jean Paul Sartre. ¿Qué es literatura?
La música coloca nuestro ser en tanto hombres y mujeres en contacto con aquello que trasciende lo expresable. George Steiner. Presencias reales.
La pluma es lengua del alma. Miguel de Cervantes. El Quijote.
Las mujeres, como ha dicho un francés ingenioso [Balzac], nos inspiran el deseo de ejecutar obras maestras y nos impiden siempre llevarlas a cabo. Óscar Wilde. El retrato de Dorian Gray.
Lo bello vale tanto como lo útil. Víctor Hugo. Los miserables.
Los buenos artistas existen simplemente en su producción, y por consecuencia resultan completamente faltos de interés en sí mismos. Óscar Wilde. El retrato de Dorian Gray.
«Los libros, caballeros, contienen toda la sabiduría reunida de la Humanidad, el conocimiento recogido de los pensadores del mundo, la diversión y la ilusión construida por las imaginaciones de gente brillante. Los libros encierran humor, belleza, ingenio, emoción, pensamiento y, en verdad, todo lo relativo a la vida. La vida sin libros está vacía» [dijo Manfred]. Halstd murmuró: «En los tiempos actuales existen el Cine y la Televisión». Manfred escuchó y dijo con una sonrisa: «Miro la televisión, también a veces deseo ver una película. Porque aprecie una comida como la que acabamos de hacer no significa que no pueda comer un perrito caliente alguna vez que otra. Pero no confundo las dos cosas. Por muy espléndidas que puedan parecer las películas y la televisión, son basura para la mente, diversión para los analfabetos, un poco de entretenimiento para aquellos que, de momento, no están de humor para nada más». «Por desgracia –observó Avalon con aire solemne–, Hollywood es el lugar donde está el dinero». «Naturalmente –convino Manfred–; pero, ¿qué es lo que eso significa? Sin duda, una cadena de hamburgueserías harán más dinero que un restaurante de cuatro estrellas; sin embargo, eso no convierte a la hamburguesa en pato de Pekín».Isaac Asimov. Los enigmas de los Viudos Negros.
Me daba cuenta de que ese libro esencial, el único libro verdadero, un gran escritor no tiene que inventarlo en el sentido corriente, porque existe ya en cada uno de nosotros, no tiene más que traducirlo. El deber y el trabajo de un escritor son el deber y el trabajo de un traductor. Marcel Proust. En busca del tiempo perdido, VII. El tiempo recobrado.
No me extraña el silencio absoluto con que ha sido recibido un libro como éste. Es la suerte que espera a todos los libros que no tienen nada de vulgar. El escrutinio secreto en el que votan uno por uno y lentamente las mentes superiores que hacen la fama de estas obras tarda mucho en realizarse. Honoré de Balzac, refiriéndose a La Cartuja de Parma, de Stendhal.
No me preocupa que pienses despacio; me preocupa que publiques más deprisa de lo que piensas. Wolfgang Pauli. Futuro. En El País, 6-5-1992.
No se debe conocer a los escritores más que por sus libros. Marcel Proust. En busca del tiempo perdido, II. A la sombra de las muchachas en flor.
Para conocer la especie y calidad de un vino no es necesario beberse todo el tonel. Óscar Wilde. El crítico como artista.
Para el escritor, el estilo es como el color para el pintor, una cuestión no de técnica, sino de visión. Marcel Proust. En busca del tiempo perdido, VII. El tiempo recobrado.
Para ser popular hay que ser mediocre. Óscar Wilde. El retrato de Dorian Gray.
Que yo en mi parte más noble, ascenderé inmortal por encima de las altas estrellas y mi nombre jamás morirá (…) y gracias a la fama, si algo de verdad hay en los presagios de los poetas, viviré por los siglos de los siglos. Ovidio. Últimos versos de Las Metamorfosis.
¿Quién es el crítico más severo? Un aficionado fracasado. Goethe. Reclamaciones en rima proverbial.
Quien escribe con sangre y en forma de sentencias, ése no quiere ser leído, sino aprendido de memoria. F. Nietzsche. Así habló Zaratustra.
Quien huye del mal gusto cae en el hielo. Pablo Neruda. Sobre una poesía sin pureza.
Se aplaude a los escritores claros y a los confusos se les venera por no entenderlos. A veces conviene la oscuridad para no ser vulgar. Baltasar Gracián. Oráculo manual y arte de prudencia.
Se paga caro el ser inmortal: se muere a causa de ello varias veces durante la vida. F. Nietzsche. Ecce homo.
Tengo letras que harán ver incluso a los ciegos. Friedrich Nietzsche. El Anticristo.
Todas las cosas grandes maduran lentamente. Arthur Shopenhauer. Citado por Joseph Campbell en Las máscaras de Dios: Mitología primitiva.
Todo retrato pintado con sentimiento es un retrato del artista, no del modelo. Óscar Wilde. El retrato de Dorian Gray.
Una cosa soy yo, otra cosa son mis escritos. F. Nietzsche. Ecce homo.
Una palabra rara es, en una página, como un adoquín, levantado en una calle. Se tropieza en ella, se destruye la emoción artística, y la atención se aparte del pasaje literario para encaminarse al diccionario de la lengua. W. Fernández Florez. Las siete columnas.