Es habitual salir descontento de la consulta de un médico porque no ha sabido resolver nuestro problema. A veces es mala suerte, otras, dejadez del médico. Aprende a diferenciarlas.
¿Qué es una negligencia médica?
Lo primero es saber de qué estamos hablando. Una negligencia médica o mala praxis consiste en la no adecuación de un profesional médico a las diligencias exigidas por su profesión. La ley que rige estas diligencias es llamada Lex Artis Médica y contempla la aplicación de la misma a casos parecidos o iguales. Por tanto, quedarán exentos de estas líneas generales los casos no conocidos o estudiados por la ciencia médica, así como las situaciones de naturaleza imprevisible.
Siempre existe un debate sobre si esta doctrina debe aplicarse a todos los ámbitos médicos, desde la exploración al tratamiento u operación, o simplemente en aquellos más sensibles. Pero lo cierto es que hay sentencias que sientan jurisprudencia apuntando a la aplicación en todas las etapas del contacto del médico con el paciente. Por tanto, en la exploración también se puede registrar una mala praxis.
Factores para identificar la negligencia
El factor determinante para saber si estamos ante una negligencia o no es haber sufrido un perjuicio por el tratamiento o la asistencia. Pero este perjuicio debe ser exclusivo del profesional que nos atiende, esto quiere decir, que si la mayoría de médicos nos lo pudiesen haber causado, ya sea por la dificultad de nuestra dolencia o por situaciones inesperadas, no se tratará de una negligencia. Si por el contrario, otro médico podría haber dado la atención sin causar el perjuicio, sí será, en la mayoría de casos, una negligencia.
Algunos elementos que se pueden considerar como daño o perjuicio hacia el paciente son:
- La colocación intencionada o no intencionada de objetos extraños dentro del cuerpo del paciente. Material quirúrgico, gasas, elementos externos, etc.
- Pérdida de capacidades como resultado de una intervención quirúrgica. Por ejemplo, pérdida de movilidad articular o disminución de vista u oído.
- Infecciones hospitalarias derivadas de una mala situación higiénica del material/entorno o de la deficiente ventilación de la sala.
- Omisión de la asistencia médica en situaciones de urgencia. Un ejemplo claro sería la tardanza de llegada de una ambulancia al lugar de un accidente.
- Daños derivados de la falta de material adecuado para realizar la intervención o del uso de un material poco conveniente para el mismo, existiendo y estando disponible el material adecuado.
- Someter al paciente a una intervención o tratamiento sin el consentimiento explícito previo del mismo.
Casos no considerados negligencia médica
El primer punto a tener en cuenta es que, por muy grande que sea el daño, si se produce sin capacidad de previsión del mismo, no puede haber negligencia.
Por ejemplo, si nos detectan una infección intestinal, deciden operarnos y se dan cuenta que no es dicha infección, sino que es apendicitis, y en la misma operación se soluciona el problema. Este caso sería un error de diagnóstico pero no sería una negligencia.
En el caso de la medicina general, el resultado no es el que determina la negligencia o no, es la disponibilidad de medios y competencia para tratarnos. El caso contrario sucedería en la cirugía dental o estética, en estas un resultado alejado del prometido, por muchos medios técnicos que se hayan empleado, sí puede ser motivo de negligencia.
Por tanto, aquello que deberemos tener en cuenta para valorar que no ha sido una negligencia es que se han puesto las energías y medios necesarios en la atención del paciente. Que no se ha pasado por alto la realización de ninguna prueba obligatoriamente exigible para el diagnóstico finalmente emitido por el sanitario.
¿Qué hacer si se ha sufrido una negligencia médica?
Aquí la respuesta es clara, acudir a especialistas en la materia con experiencia reconocida. Cualquier otra fórmula puede terminar en fraude y consecuencia negativas para el denunciante.
Un buen profesional del sector intentará aconsejar sobre la viabilidad de la denuncia y sobre la estrategia para llevarla a cabo.
Es importante saber que estos temas son especialmente sensibles y que los centros sanitarios están blindados con excelente cobertura legal, por lo que no servirá contratar a un familiar o conocido abogado si no es especialista en este tema.
Por ese motivo se recomienda acudir a empresas profesionales y consolidadas como Cumlex Abogados o 3 de Tres Abogados. Ambos bufetes centralizados en la costa levantina pero con asesoría y cobertura en todo el territorio español.
La salud es un tema muy serio y en el que existen, por desgracia, muchas estafas. Cúbrete las espaldas adecuadamente y reclama la atención que se te debería haber prestado. Recordemos que estamos ante un derecho de todo ciudadano a una atención sanitaria de calidad, y que denunciar situaciones de este tipo ayudan a mejorar la calidad de nuestro sistema sanitario.