septiembre 26, 2023

Conoce tú cerebro: lóbulos cerebrales (ubicación y función)

El cerebro, es quizás el órgano más importante del cuerpo humano, pues es el encargado de llevar a cabo las sinapsis que utilizamos diariamente para mover nuestras manos, para hablar, e incluso para respirar. Todas las actividades que llevamos a cabo son realizadas por nuestro cerebro y las formas en que lo utilizamos son igual de importantes para mantenernos sanos.

Es por ello que debemos de reconocer los puntos importantes que tiene nuestro cuerpo, a fin de que podamos cuidarlo de la mejor manera posible. Cuando nos es necesario, es bueno que conozcamos las distintas partes de nuestro cerebro, para, de esa manera, trabajar mejor con él.

Para conocer a nuestro cerebro, y diferenciar las partes que son capaces de llevar a cabo una función, de las que realizan otras, para que estemos al tanto de su funcionamiento. Unas de las partes que podemos encontrar, y que realizan tareas que son imprescindibles, son los lóbulos cerebrales. En este post encontraremos la información más variada sobre el tema: la anatomía, las posibles enfermedades que pueden adquirir, sus funciones y como mantener sana nuestra mente.

¿Qué son estos lóbulos?

Cuando hablamos de los lóbulos cerebrales, nos referimos prácticamente al cerebro en su totalidad. Porque estos cinco lóbulos conforman las cinco regiones del cerebro, y trabajan cada uno ejerciendo distintas funciones.

Anatómicamente, es muy fácil reconocer la división que existe entre los hemisferios del cerebro, pues si los ve desde arriba, existe una línea que los mantiene separados.

La cisura interhemisférica es la encargada de separar ambos hemisferios del cerebro, y es muy fácil de reconocer. Además de eso separa las partes superiores y más superficiales del encéfalo, y delimita en donde empieza un hemisferio cerebral y termina el otro.

Ahora, si lo que queremos y buscamos es reconocer un poco más del cerebro, y encontrar los lóbulos cerebrales tendríamos una tarea un poco más difícil, pues, como ya se mencionó con anterioridad, conforman buena parte del cerebro. Los lóbulos del cerebro son los encargados de diversas funciones, entre la que destacamos la función motriz, la visual y la del pensamiento. Su distribución dentro del cerebro es la que permite precisamente que funcionen de la manera en que lo hacen.

Cabe destacar, que estos lóbulos son como cualquier otra parte del cuerpo, y pueden enfermarse como cualquier otra, y de esa forma sufrir daños que pueden afectar las funciones corporales. Hay que estar muy al tanto de estas cosas para, así, evitar daños mayores.

Los lóbulos cerebrales y sus funciones en el cuerpo

Es importante, como poco, reconocer el lugar en que se encuentran los lóbulos que le dan al cerebro su habilidad para trabajar, y como mucho, las funciones que cumple cada uno; pues de esa manera podemos diferenciar las tareas realizadas por una parte específica del cerebro, y hacernos una idea de lo que ocurre cuando esta falla. Los cinco lóbulos cerebrales son:

Lóbulo frontal:

En los humanos, es el más grande de los lóbulos que conforman el cerebro. Está caracterizado por ser uno de los que más utilizamos, pues es el encargado de llevar a cabo las funciones cognitivas y lógicas más complicadas, tales como: la planificación, la coordinación y el control de la conducta.

Por descontado, también es el que permite regular las emociones, el establecimiento de las metas, la previsión, la articulación y el reconocimiento del lenguaje, entre otras cosas. Además, este lóbulo nace con la capacidad de denotar a los demás y de establecer teorías mentales.

Este es, en definitiva, uno de los lóbulos más importantes, si no el que más, cuando entramos en materia de las funciones que requieren de la inteligencia, de coordinación y de una amplia capacidad cerebral para trabajar. Es propio de animales vertebrados y de varios mamíferos y aves, aunque en cada uno de ellos el tamaño varía, las funciones siguen siendo las mismas.

Lóbulo parietal:

Este se encuentra entre el lóbulo frontal y el occipital. Cuando hablamos del lóbulo parietal nos referimos a aquel que desarrolla las funciones que conocemos como percepción sensorial. Esto quiere decir que es el lóbulo que permite que sintamos el viento en nuestro rostro, que sintamos las cosas por medio del tacto, la presión y el dolor. Asimismo es capaz de trabajar con el reconocimiento de los números. También permite tener el control de nuestros movimientos gracias a su cercanía con el lóbulo frontal.

Lóbulo occipital:

En los seres humanos, es el menor de los cuatro lóbulos cerebrales más importantes. Se ubica en la zona posterior del cráneo, cerca de la nuca, y es al primer lóbulo de la neocorteza al que le llega la información visual, de manera que podemos relacionarlo con el funcionamiento de nuestra vista y con cómo percibimos las cosas a nuestro alrededor.

Tiene un papel importante en el reconocimiento de los objetos cuya luz es proyectada sobre la retina, aunque por sí misma no tiene la capacidad de crear imágenes coherentes.

Este lóbulo envía información visual al resto del cerebro mediante dos canales de comunicación:

  • El primero de ellos, que va hacia la zona frontal del cerebro a través de la zona ventral, procesa información sobre el «qué» de lo que podemos llegar a ver, es decir, el contenido esencial de la visión.
  • La segunda vía, que se dirige la parte frontal a través de la zona dorsal, procesa el «cómo» y el «dónde» de lo que podemos ver, en esto se cuentan los aspectos del movimiento y la localización en un contexto un poco más amplio.

Lóbulo temporal:

En cada hemisferio del cerebro, encontramos a los lóbulos temporales en los laterales de la cabeza, pegados, como se diría, a las sienes. Estos lóbulos reciben grandes cantidades de información de otras áreas del cerebro, y sus funciones tienen que ver con la memoria, el reconocimiento de los rostros, voces, y también en el recuerdo de las palabras. Después de todo, es el que juega un mayor papel en el reconocimiento de estímulos y patrones provenientes de los otros sentidos.

Ínsula:

La ínsula es quizás el lóbulo más pequeño y difícil de encontrar, pues se encuentra oculto en el cerebro y para encontrarla habría que separar el lóbulo temporal del parietal.

Esta es una de las razones por la que la ínsula no es tenida o reconocida como un lóbulo cerebral; aun así, sus funciones siguen siendo importantes para nuestra vida, puesto que son las que se encargan de mediar las emociones, y de hacer posible la aparición de las mismas. Asimismo se encargaría de mediar sobre estas los procesos cognitivos que llegan desde otras partes del cerebro.

Síntomas de que se ha dañado un lóbulo

Lóbulo frontal:

Por lo general, una lesión en los lóbulos frontales causa la pérdida de la capacidad de resolver problemas complejos, y de planificar e iniciar acciones, tales como cruzar la calle o contestar a una pregunta compleja. Algunas discapacidades varían según cuál sea la zona del lóbulo frontal lesionada.

Lóbulo occipital:

Debido a que el lóbulo occipital es el encargado de recibir los estímulos visuales, si se encuentran dañados ambos lóbulos en cada hemisferio cerebral, la persona que lo padezca no podrá ver, aunque sus ojos sigan funcionando. Este trastorno se llama, ceguera cortical.

Cuando se daña solo uno de los dos lados la persona afectada no podrá reconocer los objetos que se pongan a su alrededor, como caras familiares u objetos conocidos. Asimismo es difícil interpretar la información de lo que se ve.

Lóbulo parietal:

Una lesión de los lóbulos parietales puede causar a la persona la insensibilidad en el lado opuesto del cuerpo. De esta forma, esa persona tendrá dificultades para sentir las vibraciones y estímulos provenientes de la presión, el tacto, el dolor y cualquier otra sensación que esté dada por la percepción sensorial.

Si el lóbulo parietal derecho se daña repentinamente, las personas pueden confundirse. Ignorarán de su trastorno o negarán la existencia del mismo, y desatender el lado del cuerpo opuesto a la lesión. Estas personas son incapaces de vestirse y de hacer otras tareas corrientes.

Lóbulo temporal:

Debido a que el lóbulo temporal izquierdo es quien controla las capacidades lingüísticas, un daño en este lóbulo desembocará en que el paciente no pueda, o se le dificulte, el lenguaje, así como la memoria lingüística. La persona en cuestión podría perder la capacidad de comprender y memorizar palabras, bien sean leídas u oídas.

Si se dañan ciertas áreas del lóbulo temporal derecho, se afecta la memoria musical. Por lo tanto, la persona afectada tendrá dificultades para cantar y reconocer la música.

Ínsula:

Cuando hay algunos daños en este lóbulo las personas pueden perder el control de sus emociones y actuar de maneras poco acordes con la situación. Se caracterizan por cambios de humor y problemas emocionales. Al mismo tiempo pueden sentir emociones no acordes con el periodo que están viviendo y/o tener problemas para demostrar cualquier emoción.

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