El sexo anal se podría definir como la práctica sexual en la cual el pene o algún juguete sexual, si hablamos de masturbación anal, pasa a ser introducido en el recto y en el ano de la pareja con la cual se está.
Desde hace ya varios siglos el sexo anal ha venido considerándose como un tema tabú y al pasar los años casi todas las religiones lo han visto con malos ojos. Los motivos de este rechazo son múltiples, por una parte, el sexo anal era una de las formas naturales más usadas para controlar el índice de natalidad, por otro, la práctica de este tipo de sexo contaba con altos riesgos de carácter higiénico. Este tipo de desaprobación aun en la actualidad se ha mantenido. En los Estados Unidos, por tomar un ejemplo, en el año 2008 el sexo anal se consideraba como delito en ciertos estados, incluso si era practicado en matrimonios totalmente legales. Ya hoy, año 2020, el sexo anal sigue siendo una de las prácticas sexuales que más se ha extendido entre las parejas homosexuales.
Como usualmente el esfínter está cerrado, el sexo anal podría llegar a ser un tanto doloroso si anteriormente no ha sido distendido este músculo. Para alcanzar placer en esta práctica, sobre todo para la pareja, esta penetración debería acompañarse de la masturbación, que ayudará a que la musculatura de la estructura anal pueda relajarse y facilite la mejora de este tipo de penetración.
¿Es un tipo de sexo seguro?
Esta clase de práctica sexual no se encuentra libre de riesgos. La mucosa del recto es sumamente sensible y una zona propicia para desencadenar infecciones. Además, este tipo de mucosa cumple con una funcionalidad absorbente, función que podría verse potenciada ante una inesperada penetración fuerte por el ano que podría acabar en la generación de pequeñas heridas en el área y ciertas hemorragias.
Los riesgos más comunes a presentarse serían:
- Posibles propagaciones de infecciones de transmisión sexual, como por ejemplo el virus de inmunodeficiencia humana, el VIH, el herpes genital, la gonorrea, la sífilis y muchos otros más.
- Lesiones, hemorragias y desgarros si es practicado de una forma muy fuerte y descontrolada.
- Detonación de padecimientos como el virus del papiloma humano o VPH y toda clase de hepatitis.
- Generación de infecciones de múltiples tipos si no se usa algún tipo de protección o se desarrolla con poca higiene.
Factores a considerar
Lubricación de la zona
El recto y el ano son zonas que de manera natural no generan algún tipo de lubricación que pueda facilitar las relaciones sexuales como lo es en el caso de la vagina. Además, de forma contraria a la vagina, los músculos de esta área impiden las dilataciones y no tienden a ser tan elásticos. Esto podría provoca que en diversos casos se lleguen a producir desgarros y lesiones.
Para evitar que pase esto, las parejas interesadas en realizar esta práctica deberían utilizar alguna clase de lubricante que haga más fácil la penetración. Lubricantes naturales, como el caso de la saliva, tiende a evaporarse de forma rápida por lo que se recomienda usar lubricantes de composición sintética. O lecturas que llegan a provocar lubricación natural como ocurre con los comics porno.
Buena higiene
Una de las primeras precauciones que debería tomar cualquier pareja interesada en el sexo anal sería la utilización de preservativos. Además, es fundamental contar con un nivel de higiene máximo en el ano y en el recto antes de realizar la penetración. Conviene de una buena higiene también sea realizada en los juguetes sexuales o en el pene.
Masturbación anal
Esta es una estimulación del área del ano con la finalidad de potenciar el orgasmo. Las maneras más usuales de masturbación serían la de uno o más dedos o de la presencia de alguna clase de juguete sexual.
En los hombres, la masturbación anal podría llegar a ser placentera porque se podría llegar a tocar hasta la próstata, la cual cuenta con terminaciones nerviosas. En cuanto a las mujeres, con la masturbación también se podría llegar a estimular otras zonas como la vagina.
Las técnicas que más se usan incluyen palpar el orificio anal mientras pasan a masturbarse los propios genitales o los de la pareja o la estimulación del ano de la otra persona mientras se efectúa el coito para poder potenciar la excitación durante esta práctica sexual. Adentrarse de forma paulatina los dedos o el juguete puede ayudar a que la sensación de dolor no es tan fuerte ya que los músculos vendrán dilatándose gradualmente.
Introducir algún juguete dentro del ano también podría traer consigo ciertos peligros. Esta área es demasiado sensible y, además, las paredes del intestino no causan dolor cuando lo que se introducen son objetos. Esto implicaría que a veces los juguetes que ingresen mucho luego no puedan volverse a sacar. De presentarse este caso, en muchas ocasiones, la solución más común sería la de someter a la pareja a una cirugía con la cual se pueda extraer el objeto que ha sido ingresado. Por esa clase de cosas no se recomienda introducir objetos en el ano que no sean diseñados con tal fin.