Si algo tenemos en común los seres humanos, es que todos nacemos con la capacidad de tener sentimientos y de manifestar emociones. Cuando somos niños somos capaces de dejarlas salir de formas en las que, como adultos, no nos imaginamos siquiera que podríamos sentir.
Nuestras emociones, si bien se incrementan y se vuelven más profundas a medida que vamos creciendo, estudiando y madurando, nos volvemos un poco más reticentes a la hora de demostrarlas pues pensamos que nuestros sentimientos y emociones pueden hacernos sentir débiles ante las masas que conforman la sociedad.
Cuando nos enfocamos en nuestras emociones y nuestros sentimientos, es muy común que les demos demasiada importancia, o que de cuando en cuando les demos rienda suelta a los sentimientos que almacenamos. La labilidad emocional se trata más o menos de esto, porque es una demostración de control de las emociones.
Este tema es complicado, aunque si bien no es realmente un trastorno grave de salud, puede ser un problema para las personas que la padecen, pues les puede hacer ver fuera de lugar una vez se encuentran en compañía de otras personas. En este post nos adentraremos en nuestras emociones, y de tal manera descubriremos las cosas que ignoramos de nuestro mundo sentimental y emocional.
Hablemos de las emociones
Las emociones son el conjunto de sentimientos que pueden regirnos de manera en que podamos sentir las cosas que pasan a nuestro alrededor. Estas nos vienen dadas por los diferentes lóbulos que hay en nuestro cerebro, en cada hemisferio, más específicamente en la ínsula, que es el lóbulo que, aunque no es conocido científicamente como tal, se encarga de manejar y regular los arranques emocionales que sentimos.
Las emociones nos mantienen en posiciones de poder que necesitamos para continuar en sociedad; porque aunque no lo parezca, el hecho de sentir nos permite movernos en ciertos aspectos que nos da la empatía y podemos llegar más lejos en lo que a un trabajo o acción pueda referirse. Hablar de las emociones es hablar de un tema universal, pues cada persona es capaz de sentir. No obstante, cada cultura tiene su forma y manera propias de expresar emociones, y que son ampliamente alentadas o censuradas según se expresen.
Diversas culturas y científicos desarrollan trabajos con estos temas, y son esos trabajos precisamente los que nos permiten adentrarnos muy poco más en la comprensión de un tema que anteriormente poco entendíamos o muy poco nos importaba.
La labilidad emocional y sus síntomas
Una persona puede, y debe, ser capaz de mantenerse con la cabeza fría aún en las condiciones más precarias. Mantenerse frío en el momento indicado puede ser una muestra del control que la persona tiene sobre sus necesidades, sobre su forma de ser y sobre sus emociones. Cuando nos encontramos ante una persona que puede tener emociones diversas, distantes y explosivas, podemos encontrarnos ante un caso de labilidad emocional.
Cuando hablamos de esta labilidad nos referimos a un problema que se caracteriza por un descontrol emocional bastante fuerte, pues se manifiesta con alteraciones múltiples en la manifestación de la afectividad. Las personas aquejadas con este trastorno pueden tener respuestas emocionales poco comunes ante diversos estímulos; por ejemplo, risas incontrolables en momentos en que son innecesarios, llantos repentinos y difíciles de parar, y también respuestas emocionales desproporcionadas como una reacción a la afectación física.
En ningún caso este trastorno debe significar un problema psiquiátrico, pues es simplemente una afección de las emociones del individuo que lo padece. No obstante, puede ser fácilmente tomado, o confundido, con trastorno bipolar o sencillos cambios de humor, pues las personas muy poco conocen sobre este término.
Diferencias entre este trastorno y otros
Cuando hablamos de los trastornos mentales es muy común referirnos a la bipolaridad. Generalmente, cuando a una persona no se le entienden los cambios de humor que padece en una semana generalmente se le marca como que esa persona es bipolar. Usualmente cuando una mujer está embarazada y padece cambios de humor se dice que “el embarazo la tiene bipolar”.
Es importante poner un punto a la hora de hablar de esta patología, pues el trastorno bipolar es realmente una enfermedad grave, que no se encuentra relacionada con la labilidad emocional. Cuando hablamos de bipolaridad nos referimos a una patología también llamada trastorno maníaco-depresivo. Dentro de esta patología no se encuentran únicamente los cambios de humor, sino también periodos depresivos, de cansancio y, en sus etapas más graves, de ideas suicidas y acciones de la misma índole.
Cuando hablamos de una persona “lábil”, simplemente nos referimos a una persona que no puede controlar los cambios de humor que presenta y la forma en que se mueven sus emociones dentro de su cuerpo; causando que reacciones de maneras que resultarían poco apropiadas para una situación en cuestión.
Este trastorno no se encuentra relacionado con ninguna enfermedad grave, sino que se entiende como un sentimiento de falta de regulación en el sentir y en la expresión de emociones básicas.
Las personas que presentan episodios de felicidad o tristeza tienen, por ejemplo, momentos de risas incontroladas o llantos fuertes. Estos síntomas bien pueden relacionarse a una patología grave como la anteriormente mencionada, pero también pueden estar ligados a personas que no tienen ninguna patología específica.
Tratamiento
Cuando nos referimos a esta condición hablamos de una condición que puede afectar severamente la vida social de la persona aquejada, aislándola del resto de su entorno porque es poco probable que las personas vean bien los constantes cambios de humor y problemas emocionales. Es importante mantener una serie de consejos que podemos usar en estos casos.
Enseñar a las personas que rodean al individuo de qué se trata este trastorno puede ser muy importante para que los demás le acepten y el paciente se sienta comprendido por su entorno y aceptados por quienes les rodean.
En muchos casos los fármacos pueden ser de gran ayuda. No obstante deben de ser recetados por su médico para que de esa forma pueda consumir el medicamento adecuado, pues no servirán los mismos medicamentos que ayudan con la depresión para un problema de labilidad.