El vínculo afectivo más transcendental y perdurable es el que se experimenta desde la gestación entre la madre y el hijo, desde ese momento que empiezan a conectarse a través de su vientre con los movimientos y la madre comienza a tener contacto con cantos, el habla y las caricias inicia una relación basada en un amor recíproco.
En esa etapa nace la necesidad de la madre de conocerlo, acariciarlo, alimentarlo y protegerlo, un vínculo que se extiende en el nacimiento cuando todas estas necesidades comienzan a materializarse con el contacto corporal, la reciprocidad entre las miradas y gestos entre la madre y el bebé, todo esto es parte del vínculo afectivo que se forma entre ellos y que marca las relaciones sanas de ese bebé.
El vínculo se extiende con la presencia de la familia y la sociedad. En este punto, actúa el padre, quien con su afecto también influye en los diferentes actos y comportamientos, así como el desarrollo de los niños seguros al momento de expresarse; de tal manera que, regocijar de amor a un niño, es igual a hacerle sentir aceptado y compartir esos mismos cariños con otros.
Beneficios de tener vínculos afectivos sanos
Promueven a mejorar la convivencia familiar
A parte de los padres biológicos en la vida de un niño se encuentran los parientes cercanos a ellos, quienes les apoyan en algunas de necesidades como cuidado y protección, convirtiéndose en parte importante de su convivencia. Estos cuidadores aportan parte de ese afecto sano que favorece en la comunicación e interacción de todo el grupo familiar.
Ayuda a los padres a establecer autoridad en sus hijos
El amor recíproco entre un padre y un hijo los lleva a la acepción de ambos, esta acción conlleva a la necesidad del niño de copiar con toda seguridad las habilidades y comportamientos de la persona con quien comparte vínculos afectivos sanos un aspecto que contribuye en el respeto de las normas familiares.
Proporcionan confianza, seguridad y fortaleza a los niños y niñas
Crear vínculos afectivos aporta la confianza propia y está a su vez le proporciona valentía, independencia y fuerza para enfrentar las adversidades diarias y obtener el éxito y prosperidad personal. La seguridad nos permite resolver y desafiar los retos.
Favorecen a una autoestima sana
La forma como has tratado a tus hijos y la autoestima están estrechamente vinculados, el esfuerzo por ofrecerle al niño un ambiente con vínculos afectivos sano les ayuda al desarrollo integral correcto. Desde su nacimiento deben hacerlos sentir amado, valorado y aceptado en el seno familiar, todos estos afectos se verán reflejadas en su crecimiento.
Construyen pedestales fuertes para futuros vínculos
Los hijos son nuestro reflejo. Los vínculos que hoy compartes con ellos en un futuro que te devolverán con sus acciones. Un vínculo afectivo sano con tu hijo garantizará relaciones futuras de confianza, donde desarrollarán los mismos esquemas de seguridad, afecto y tranquilidad, que les ofreciste y que les permitirá un ambiente agradable y sin amenazas.
Contribuye en la independencia, aprendizaje y rendimiento escolar
La familia y la escuela es una tarea compartida que busca la formación académica de los niños, por lo que los vínculos afectivos en el hogar cooperarán en que se establezca entre el estudiante y su escuela un ambiente cordial y amistoso donde se genere un clima de confianza para poder lograr sus objetivos.
Aspectos negativos en la ausencia de vínculos afectivos
- Contrario a lo que hemos explicado la ausencia de estos afectos lleva a una baja autoestima, son más vulnerables al estrés y a los problemas en las relaciones sociales.
- La convivencia familiar es intolerante, en algunos casos no existe posibilidad de comunicación.
- Entre las relaciones predomina la desconfianza y el miedo. Antes las dificultades se rinden y no se ocupan en buscar las alternativas que los ayuden a cumplir los objetivos.
- Su autoestima es insegura. Cuando una no confían en sí mismo, no está seguro de sus capacidades y no tienen la fuerza para continuar y aprender de sus errores por lo que les cuesta mucho la felicidad y el desarrollo personal.
- Se argumentan en pensamientos negativos ante los errores. No muestra interés en aprender a valorar sus competencias y los retos de la vida, por lo que no enfrenta sus equivocaciones y errores de forma constructiva.
- Les cuesta relacionarse, si las experiencias de vínculo han sido negativas y graves, el ser humano es más propenso a desarrollar trastornos de aislamiento, las interacciones son pocas, no participa en clases y son muy callados y pocos solidarios.
¿Cómo crear vínculos afectivos seguros?
- Lo primero que debes experimentar es la expresión libre de tu afecto, recuerda que el contacto físico es lo primordial, abrázalos y expresa con gestos y palabras tus sentimientos.
- Participa en sus actividades escolares, deportivas, juegos y gustos, al respecto ayúdales a construir sus debilidades en fortalezas y exprésale si se desenvuelven bien. Recuerda en esos momentos reír con ellos, darles una caricia y una palabra de afecto.
- Dale espacio para que se comuniquen, deja que se expresen y te digan cómo se sienten con las actividades diarias, de no gustarle algo dale la oportunidad de escoger y ayúdalo. Fomentará el vínculo y hace posible la empatía.
- Muestra interés en sus conversaciones. Míralo fijamente y responde cuando te ofrezca espacio en la conversación. Les dará libertad para expresarse y del mismo modo lo hará cuando intentes corregirlo. Recuerda la idea es construir de los errores, no los juzgues.
- No compartas con los niños sentimientos negativos.
- Dale entrada a situaciones y experiencias. Es primordial que le des espacio en momentos compartidos con otras personas también especiales en nuestra vida.
- Sírveles de ejemplo, tus hijos siempre querrán imitarte, aprenden más de lo ven que de lo que se les dice. Reproducen nuestra forma de comportarnos, somos sus modelos y su ejemplo a seguir.